Ortega, con el cuarto novillo que fue apenas regular, le dio un gran recibimiento con la capa manejándola con suavidad en majestuosos lances a pies juntos que pudo haber firmado el mejor. En ese mismo plan lo dejó con precisión frente a la cabalgadura, para un buen puyazo de Fermín Salinas viniendo el quite por saltilleras, cambiando con valentía el viaje del ejemplar en el último momento.
Los estatuarios en los medios prologaron la faena en la que vimos amplio trazo en los ayudados por abajo ante un astado que salía con la cara alta y tuvo menos fuerza, sin embargo José Alberto al mostrarse más cuajado y entendiéndolo; agregó manoletinas y por su afán de triunfo se puso de rodillas para repetir dicha suerte siendo cogido sin consecuencias.
Entró a matar sin muleta para dejar un espadazo en la yema que tumbó de inmediato, vino la petición y la resistencia del juez que finalmente sacó los dos pañuelos; acto seguido el torero paseó los premios invitando a la ganadera.
El mejor novillo fue el tercero y correspondió a José De Alejandría, que poco lució al lancear, mejorando en dos tapatías para llevarlo al caballo; entonces, vimos el mejor puyazo de la tarde a cargo de Othón Salinas. Quitó el espada sin quietud para después mostrarse bullidor con los palos. Brindó a los ganaderos su labor de muleta, en cuya parte medular pudo lograr con la derecha algunos muletazos sabrosos.
Pidió tocara la música muy bajito expresándolo así al solicitarla, siendo su labor desarticulada que finalizó con ciertos apuros, aunque al conseguir estocada desprendida que hizo doblar solicitaron las orejas mismas que el juez otorgó pronto.
Después que el novillo fuera premiado con la vuelta, el huamantleco recorrió el ruedo llevando los premios y se dio otra vuelta invitando a la ganadera y al piquero para que lo acompañaran a dar la vuelta aunque en realidad fue la mitad.
El primero en tocar pelo esta tarde fue el veterano Mirafuentes De Anda, tras una actuación muy meritoria dado que en el sorteo le tocó el hueso del encierro, un novillo de bella lámina, aplaudido al salir de toriles, cuyo juego no correspondió a su estampa.
Fueron evidentes las condiciones de burriciego que ocasionaron desorden en la lidia, el muchacho mostró su voluntad y conocimiento en todo momento, logrando así extraerle algunos muletazos caminándole bien al inicio, y ligando con la derecha pese a que el burel a cada muletazo se escupía de la tela. Con ese tesón pudo robarle también naturales y molinetes con la zurda. Terminó su labor de estocada desprendida consiguiendo el primer trofeo.
Con clara influencia zapatista Rafael Soriano se mostró deseoso de triunfo toda la tarde, lo que dejó ver desde que se arrodilló para recibir a porta gayola al segundo de la jornada, y con iguales procedimientos realizó más lance de rodillas en diferentes zonas del ruedo; a su novillo le pegaron duro en varas tras ello vimos un buen quite por zapopinas.
Banderilleó con más deseos que precisión, y empezó la faena de hinojos con la derecha. Luego de pie intentó naturales aprovechando las buenas condiciones del animal aunque sin acoplamiento pleno, sobrevino tremenda voltereta al oficiar con la tizona, pinchó antes del espadazo caído con el que hizo doblar. El novillo fue ovacionado en el arrastre y luego el torero que salió a agradecer.
Regular fue el que correspondió a Luis Martínez, quien se nota aún con poca experiencia. Se llevó una voltereta cayendo de fea manera y en esas condiciones cubrió el segundo tercio, desempeñándose con lucimiento que le agradecen.
Después se fue a los medios para citar de rodillas y dar dos muletazos con la diestra, ya incorporado liga por el mismo lado a pesar de la blandura de remos del cornúpeta y así solicitó la música cuando no había mucho por hacer, metió espadazo delantero y tendido que no surtió efecto teniendo que descabellar. Falló en demasía, por lo que escuchó un aviso y luego palmas de aliento.
Con el sexto de la tarde, Roberto Benítez evidenció su falta de rodaje y toreó con poca fijeza de las zapatillas en los lances de recibo. En cambio, se plantó quieto al quitar por gaoneras. Durante el segundo tercio vimos un gran par del aspirante Gustavo Rodríguez, para dar paso al tercio final, donde el espada de turno logró algunos momentos con voluntad. Sin embargo, el novillo empezó a salir suelto y con la cara arriba en las bernadinas finales.
Al entrar a matar pinchó y fue volteado de tal forma que quedó prendido de un pitón por la ropa, en momentos que resultaron angustiosos, pues se temía que llevaba la cornada. Tuvo los arrestos de intentar otra estocada y pinchó antes de terminar con la vida del novillo. Escuchó un aviso y el público el público, impresionado, le aplaudió por lo que se arrancó a dar la vuelta al ruedo.