Con ilusión y compromiso había preparado un encierro de la casa, para ser lidiado en el exigente ruedo de la plaza "Nuevo Progreso" de Guadalajara, en octubre de 2020. Por desgracia, debido a la sanitaria emergencia que vivió –y aún vive– el mundo entero, no pudo ser; pero con la exigencia propia del ganadero, dichos ejemplares debían ser examinados y, de esa manera corroborar, o si fuera el caso corregir el exitoso camino que, prácticamente desde su fundación ha seguido el hierro jalisciense.
Correspondió el turno al matador guanajuatense Diego Silveti la lidia de un par de toros, hechos y derechos. Ambos ejemplares –entipados en la línea mexicana– superaron los 550 kilos, así como los cuatro años y medio de edad.
Por desgracia, debido a su bravura y codicia, el primero de ellos remató fuertemente en un burladero, para desplomarse en el ruedo del pulcro tentadero, y cayó prácticamente muerto. De cualquier manera, cantó las características de su origen San Mateo, Montecristo, Teófilo Gómez, Reyes Huerta, Manolo Martínez, El Vergel, que es el origen de la sangre de esta divisa jalisciense. Obvio, la receta se la guardaron Juan Pablo y el matador Antonio Bricio, asesor de la ganadería.
Con el otro ejemplar, de similar origen, que fue bravo, fijo, emotivo, que tuvo claridad en sus frecuentes y humilladas embestidas pudimos disfrutar el toreo de un Diego Silveti centrado, anclados los botos en la arena, y con ideas claras, le dio la lidia que requirió el toro, para enseguida relajarse, gozar y hacernos disfrutar su toreo clásico. Vamos… un torero maduro y en plenitud. Decía –palabras más, palabras menos– el inolvidable taurino Ángel Procuna: "Hay toreros que en el ruedo hacen lo que saben, pero hay también toreros que saben lo que hacen". Así lo apreciamos.
Para compensar la pérdida del otro toro, Corona Rivera concedió a Silveti otro ejemplar: un novillo del mismo encaste, serio también, con el que Diego ratificó las grandes condiciones que observé. No tengo duda que, en cuanto se abran las plazas de nuevo veremos al de Irapuato en el mismo tenor, puesto que no es un estado transitorio; ha llegado a él, producto de una década de avances.
Se lidió también, otro novillo de similares condiciones, a guisa de preparación, por el novillero tapatío, Julián Garibay, quien está ya integrado al proyecto CART auspiciado por Casa Toreros. Se tentaron otro par de vacas, en las que participaron, Paco Miramontes "Lagartijo", el hispano de Cáceres, Juan Carlos Carballo, y el jovencísimo Santiago López. La dirección de la lidia corrió a cargo del matador Silveti.
Al final de este entrenamiento a puerta cerrada, el toreo de dinastías nos dio una entrevista (el podcast de dicha charla está vinculado a este contenido) y nos dijo, a grandes rasgos, lo siguiente:
"Estoy muy agradecido con el ganadero Juan Pablo Corona y su familia de que me haya invitado a su casa a disfrutar de este día tan intenso de entrenamiento. Fue una pena que el primer toro se matara en un burladero, pero pues así son los toros bravos, y aquí, en el ruedo de una plaza de tientas siempre imponen mucho más que en la plaza cuando tienen este cuajo.
"El segundo toro tuvo transmisión y calidad, así que lo pude disfrutar mucho. Me da gusto ver que San Constantino avanza en el camino correcto y evoluciona a grandes pasos, pues tanto las becerras que tentamos como los toros, tuvieron casta, bravura de la buena, que en lo personal me permitieron expresar el toreo como lo siento. Y las pocas personas presentes en el palco de invitados también disfrutaron mi actuación. Eso me parece importante.
Este tipo de entrenamientos son los que verdaderamente te sirven para afrontar los compromisos, que espero vengan muy pronto con más continuidad. Entretanto, mi enhorabuena al ganadero por el trabajo que está realizando".