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Libros: "La tauromaquia de Antoñete"

Viernes, 05 Mar 2021    CDMX    Redacción | Infografía: Landín-Miranda   
Un breve pero elocuente ensayo publicado en el año de 1987
El 25 de junio de 1988 el maestro Antonio Chenel "Antoñete" celebró su cumpleaños 66 matando dos toros en la plaza de Las Ventas, vestido de luces, en un homenaje dedicado a la afición de Madrid. Y como en sus mejores tiempos, dibujo su arte sobre el ruedo venteño, y luego de cortar tres orejas, salió un hombros.

En 1987, el escritor y periodista taurino José Carlos Arévalo, publicó en Akal "La Tauromaquia de Antoñete", un elocuente ensayo en el que desentraña la esencia torera del diestro nacido en la Villa y Corte en 1932, en el seno de una familia unida y de convicciones republicanas.

De una manera clara, pero a la misma vez profunda y contundente, Arévalo nos acerca a la mística del maestro; ese que tantas veces conoció la ruina y la desesperanza; ese de los "huesos de azúcar", con sus múltiples fracturas; ese que desde niño sintió el latido de Las Ventas, donde vivía, para más tarde convertirse en un torero consentido de dicha plaza.

Se trata de un libro esencial y de gran valía, puesto que su autor explica el fenómeno de un hombre sentimental y frágil, que enfrentó una intensa lucha interna durante mucho tiempo. Es la desgarradora historia de un torero que llegaba a la cúspide con facilidad y enseguida se desplomaba, pero con una constante en su proceder: la fidelidad a sus principios, basados en el clasicismo de aquella frase que reza: "como mandan los cánones".

En una de sus páginas, José Carlos afirma lo siguiente:

"El drama antoñetista tuvo su cara y su cruz. Le costó fama, le quitó dinero, le robó felicidad e impregnó su toreo de un fondo intelectual y de una sed encastada que lo hizo infinitamente profundo".

Me parece que en el fondo, el carácter de Antoñete le sirvió para cimentar su sólida tauromaquia, basada en la técnica del poder y la suavidad del temple, instrumentos canalizadores de su vena artística, además de su empaque, su personalidad y su torería, que hicieron del maestro un "toreros para toreros", espejo de lo que debe de ser el arte del toreo. Y eso, amigos, es un logro de grandes proporciones.

Bibliografía:

Arévalo, José Carlos. "La tauromaquia de Antoñete". Akal, Madrid, 1987.


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