Pasodoble: "España Cañí"
Por los deseos del patronista, en las fiestas del mes de mayo
El pasodoble "España Cañí" compuesto por Pascual Martina Narro, representa una de las piezas musicales taurinas más populares de cuantas se hayan compuesto en el orbe tanto de Europa como de América, y que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un verdadero ícono representativo para el mundo de la tauromaquia.
Pascual Marquina Narro contaba con un ferviente admirador de su música en la localidad albaceteña de Almansa. Se trataba de José López de Osa, patronista–diseñador y preparador de moldes de una fábrica de calzados de la población manchega y tenía la ilusión de que el compositor de Calatayud a quien admiraba profundamente le dedicara un pasodoble.
La Banda de Ingenieros dirigida por Pascual Marquina actuaba todos los años a petición municipal y estimulada, sin duda, por los deseos del patronista, en las fiestas del mes de mayo en Almansa. Aquel mes de 1925 no podía ser diferente, de manera que la banda fue de nuevo contratada.
Marquina que había prometido al admirador de su música su ansiado pasodoble, cayó en la cuenta de su olvido el día anterior de marchar hacia Almansa y para cumplir su promesa, en pocas horas compuso el pasodoble "El patronista Cañí". Durante el viaje en tren ensayaron la pieza y entraron en la ciudad manchega interpretándola, con gran alegría para el propio patronista.
Se estrenó el pasodoble en 1932 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, formando parte de un programa en el que se ofrecía una danza de Enrique Granados, "Leyenda" de Isaac Albéniz; "El sombrero de tres picos" y la "Canción y danza del fuego" de "El Amor Brujo", de Manuel de Falla.
Pero ¿y "España Cañí"?, aquí entra en escena la bailaora, cupletista, actriz y coreógrafa, Encarnación López Julvez, "La Argentinita" la cual estaba preparando un espectáculo para su presentación en Nueva York y quiso en él incluir el pasodoble de Marquina, pero cuando conoció el título se dirigió a él y le dijo: "Maestro, tiene usted que cambiarle el título a este pasodoble, con "El Patronista Cañí", no me dejan ni salir a escena, ¿por qué no lo titula usted "España Cañí"?
Pascual Marquina Narro contaba con un ferviente admirador de su música en la localidad albaceteña de Almansa. Se trataba de José López de Osa, patronista–diseñador y preparador de moldes de una fábrica de calzados de la población manchega y tenía la ilusión de que el compositor de Calatayud a quien admiraba profundamente le dedicara un pasodoble.
La Banda de Ingenieros dirigida por Pascual Marquina actuaba todos los años a petición municipal y estimulada, sin duda, por los deseos del patronista, en las fiestas del mes de mayo en Almansa. Aquel mes de 1925 no podía ser diferente, de manera que la banda fue de nuevo contratada.
Marquina que había prometido al admirador de su música su ansiado pasodoble, cayó en la cuenta de su olvido el día anterior de marchar hacia Almansa y para cumplir su promesa, en pocas horas compuso el pasodoble "El patronista Cañí". Durante el viaje en tren ensayaron la pieza y entraron en la ciudad manchega interpretándola, con gran alegría para el propio patronista.
Se estrenó el pasodoble en 1932 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, formando parte de un programa en el que se ofrecía una danza de Enrique Granados, "Leyenda" de Isaac Albéniz; "El sombrero de tres picos" y la "Canción y danza del fuego" de "El Amor Brujo", de Manuel de Falla.
Pero ¿y "España Cañí"?, aquí entra en escena la bailaora, cupletista, actriz y coreógrafa, Encarnación López Julvez, "La Argentinita" la cual estaba preparando un espectáculo para su presentación en Nueva York y quiso en él incluir el pasodoble de Marquina, pero cuando conoció el título se dirigió a él y le dijo: "Maestro, tiene usted que cambiarle el título a este pasodoble, con "El Patronista Cañí", no me dejan ni salir a escena, ¿por qué no lo titula usted "España Cañí"?
De igual manera, diversas fuentes señalan que se interpretó durante la corrida inaugural en la plaza de Las Ventas la tarde del 17 de junio de 1931. Pasodoble símbolo de fiesta que se mantiene vigente como pieza fundamental dentro de los repertorios de las plazas de toros del mundo, y que en algunas plazas de México, la gente suele acompañar con entusiastas palmas sus primeros compases.
Bibliografía:
Galán, Pedro. "El pasodoble torero". Noriega Limusa. Ciudad de México. 1990.
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