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El mundo taurino de Cantinflas

Viernes, 01 Ene 2021    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Infografía: LM   
Si como cómico fue excepcional, como torero no se quedaba atrás
Cantinflas fue dueño de una inimitable facultad creativa y maestro de la improvisación oportuna, creador de un lenguaje peculiar que suprimió verbos y agregó adjetivos a través de un delirante universo lingüístico de continuos contrasentidos, donde las plazas y corridas de toros fueron escenario y temática de primer orden dentro de la obra del mimo mexicano.

Y porque torear es cosa muy seria, Cantinflas representa quizá al mejor torero cómico del mundo, pues en plan torero se valió de juegos inimaginables, lo mismo dibujando pases increíbles que pegando la graciosa huida teñida de tintes ridículos no exentos de salerosa picardía con los calzoncillos orlados de encaje a la vista.

Sus presentaciones taurinas se cuentan por decenas, pero se puntualiza el caso del 19 de febrero de 1946 en la plaza del "Toreo de Cuatro Caminos", cuando Cantinflas alternó al lado de Manuel Rodríguez "Manolete", quienes lidiaron novillos de Juan Aguirre, cartel que se completó con Armillita, Silverio Pérez, Luis Procuna y Pepe Luis Vázquez.

En 1937 ya en plan estelar al lado de Manuel Medel estelarizó "Así es mi tierra", donde representó al "Tejón", personaje que enfrenta a un becerro y demuestra con sus lances su enorme capacidad gestual. Se agregan a la lista los cortometrajes publicitarios con referencias taurinas: "El as de la torería", "Olé mi gabardina" y "El gendarme torero".

La compañía Posa Films-Internacional produce largometrajes exclusivos para el mimo y en "Ni sangre ni arena" (1941) del director Alejandro Galindo, Cantinflas interpreta al matador Manolete, demostrando de paso sus enormes cualidades taurinas en escenas filmadas en el antiguo "Toreo de la Condesa".

"La vuelta al mundo en 80 días" (1956), bajo la dirección de Mike Todd, donde su alternante Luis Miguel Dominguín quedó por demás sorprendido ante el depurado estilo y dominio de las suertes que demostró Cantinflas. Mientras que en "El Padrecito" (1964), en el papel del padre Sebas hace las delicias de los cinéfilos por su graciosa y peculiar forma de interpretar las suertes taurinas.

En 1959 fundó la ganadería de Moreno Reyes con el semental de nombre "Gladiador" que compró a José Antonio Llaguno, junto con 100 vacas de vientre de la ganadería de Torrecilla, quedando su pie de simiente con pura sangre del Marqués de Saltillo que vieron sus frutos en las 55 hectáreas del rancho "La Purísima" del Estado de México.

Su tarde de gloria ganadera llegó el 6 de febrero de 1966 en la plaza del "Toreo de Cuatro Caminos", cuando Joselito Huerta indultó a "Espartaco", toro negro bragado, facado, marcado con el número 10. Único indulto registrado en el ya desaparecido monumental coso mexiquense.

Allí quedará su histórico prólogo para el libro: "El Cordobés y sus enemigos", en análisis y defensa del que considera uno de sus toreros, del cual el personaje brinda un fragmento a modo de conclusión:

"No pretendo, ni mucho menos, como si dijéramos, presumirles de que soy muy letrado. Más bien soy falto de agricultura. Sin embargo, dentro de mi rústico intelecto, quiero hacer algo como que tirando a comentario; como si fuera una opinión o más bien un epilogo, que a lo mejor resulta un prólogo. Esto lo hago por tres razones: La primera. La segunda… y la tercera".

Bibliografía:

L. Romero. "El Cordobés y sus enemigos. Cronicón con rebenque". Talleres Imprenta de Libros. Ciudad de México. 1965.

Rodríguez, Rolando. "Cantinflas Torero". Editorial Clío. Ciudad de México. 1995.


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