En plena Guerra Civil, y por encargo del gobierno republicano, Pablo Picasso pintó el "Guernica", obra para el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937, en la que el famoso pintor malagueño realizó un elevado número de bocetos sobre papel, antes de acometer en blanco y negro su trazo sobre la gran tela.

Aceptó entonces la realización de un mural para el edificio pero estuvo varios meses sin comenzarla, entregó por principio, una serie de grabados en dos pliegos: "Sueño y mentira de Franco", que por su formato recuerdan las antiguas viñetas historiadas de los pliegos de cordel, en cuyas escenas ya aparece el tema taurino.

La viñeta central de la primera lámina presenta un toro de lidia embistiendo al deforme monigote con el que Picasso representa al general sublevado, también en la primera aparece el caballo de pica herido o destripado en tres ocasiones. En la segunda lámina muestra el toro de lidia noble y vigoroso, enfrentado a un ser monstruoso personificación de Franco.

En opinión del investigador Álvaro Martínez Novillo, de un caballo deforme de cuyas tripas salen signos siniestros del oscurantismo español, se debe señalar, el estoque de un torero, signo sin duda, de la "flamenquería" de la Fiesta, que nada tiene que ver para Picasso con la nobleza del toro bravo.

Para el historiador estadounidense Herschel B. Chipp, la primera reacción del artista ante el bombardeo no fue ilustrar el evento mismo, ni tampoco nada que recuerda a la propia villa de Guernica, situada en el País Vasco, pues no hay aviones, ni bombas, ni explosiones. Si, en cambio, el motivo de la corrida de toros que había dominado el arte picassiano desde su infancia.

Los personajes humanos, en un aventurado atrevimiento, serían "fáciles" de interpretar, el guerrero muerto, el hombre que cae al vacío rodeado de llamas, el temor de las mujeres, una de ellas con el hijo muerto en sus brazos. Pero ¿qué significa el toro grandioso y hasta cierto punto espectador y el caballo atravesado por la lanza?

El mismo Picasso concluyó tajante: "El toro es un toro y el caballo es un caballo…ello hace que el público, los espectadores, vean en el caballo, en el toro, los símbolos que ellos interpretan como les parece…son animales, animales masacrados. Eso es todo en lo que a mí respecta, ¡que el público vea aquello que quiera ver!"