Antonio Romero tuvo que ser operado del intestino delgado en una clínica de su Zacatecas natal, ya que presentaba una adherencia que lo estaba obstruyendo, y con ello se evitó que se perforara y la intención es que esto le ayude a que el aparato digestivo trabaje con normalidad.

Ya desde hace un par de meses había sentido diversas molestias, las cuales se hicieron más evidentes a lo largo del festival celebrado en Apizaco el 30 de agosto, y que le impidieron matar al segundo toro de su lote, durante un mano a mano con Angelino de Arriaga.

Estas complicaciones son secuelas de la gravísima cornada sufrida en la Plaza México el 19 de marzo de 2017, cuando el toro "Caporal" de Piedras Negras lo hirió en el recto, y le destrozó el esfínter anal.

La reciente operación estuvo a cargo del médico gastroenterólogo Nicolás Ramírez, que ha estado al pendiente del estado de salud del torero, que al principio no había sido la esperada ya que tuvo fiebre. Sin embargo, en las últimas horas su evolución ha sido favorable y ya se encuentra mejor, y ha comenzado a ingerir líquidos para valorar cómo comienza a funcionar su intestino.

En esta nueva intervención quirúrgica fue necesario cortar un pedazo de intestino, mismo que volvieron a añadir, y también aprovecharon para extirparle el apéndice, ya que se le estaba inflamando y le provocaba ciertas molestias. Antonio se encuentras estable y a la espera de que pueda ser dado de alta en los próximos días para continuar con su recuperación en casa.