La mitad del siglo XX representó un tiempo de profundo cambio para la fiesta en México. Personalmente considero que fue el momento del tránsito de una "Edad de Oro" brillante en lo histórico y en lo taurino, hacia una "Edad de Plata" que también fue una etapa de gran lucimiento para nuestra tauromaquia, ya cimentada en nuevos valores y, sobre todo, en la transformación del toro mexicano, que a partir de entonces ya sería el único en lidiarse en nuestras plazas.
Una década después, los toreros que tomaron la estafeta de manos de los maestros de la etapa dorada eran ya quienes tenían en sus manos el devenir del toreo en nuestra patria, aunque todavía por esas fechas, algunas de las figuras de la etapa anterior tuvieran actuaciones esporádicas como en los casos de Lorenzo Garza, Luis Castro "El Soldado" o Fermín Rivera.
Y de dos casos en concreto me ocuparé en este texto, con el que pretendo profundizar en el talante solidario del maestro Carlos Arruza. Primero, hablaré de Carlos Vera "Cañitas", y en la entrega del próximo miércoles escribiré sobre Curro Ortega, dos toreros que cayeron en desgracia, y a los que Arruza brindó su ayuda incondicional. En la tercera parte de esta serie, referiré el empeño que El Ciclón puso en que el monumento a Manolete fuera edificado en Córdoba. Así, que vayamos con ello...
Carlos Vera "Cañitas"
Entre esos toreros de la "Edad de Oro" que seguían activos se encontraba Carlos Vera "Cañitas", quien recibió la alternativa en 1941 y que fuera parte importante de la etapa final en la historia de El Toreo de la Condesa. También Cañitas gozó de popularidad en ruedos españoles y en esos momentos, quizás la estadística de la fiesta no tenía la importancia que hoy se le adjudica, pero ya era el diestro nacional que más tardes había actuado en la plaza de Las Ventas en Madrid con catorce, sitio que conservó desde junio de 1951 y hasta mayo de 2018, cuando Joselito Adame alcanzó primero esa marca, y al poco tiempo la superó.
Cañitas trataba de relanzar su carrera en los ruedos y llegar a actuar en la Plaza México, lugar en el que tuvo una única actuación, el mediodía del 10 de abril de 1955, alternando con Fermín Rivera y Nacho Treviño en la lidia de toros de Santa Marta. Ese festejo con entrada gratuita, fue organizado para la filmación de la película "El Niño y El Toro", de Irving Rapper. Ni antes, ni después había pisado ese ruedo vestido de luces y, los hados apuntaban a que ya no lo haría.
En ese plan de relanzamiento, Carlos Vera se contrató para actuar en El Toreo de Cuatro Caminos el 21 de agosto de 1960 para alternar con Luis Briones y Juan Estrada –otros dos sobrevivientes de la etapa dorada– en la lidia de toros de Ayala. El cuarto de la tarde se llamó “Buen Mozo” y a juzgar por las fotografías de la época, lo era. En la parte final de la faena, que tuvo sus momentos de brillantez, el toro de Ayala prendió a Cañitas en la entrepierna derecha. La gravedad del percance se percibió de inmediato, pues el terno blanco con pasamanería negra que vestía el torero se tiñó de sangre.
El parte médico rendido por los doctores Javier Ibarra hijo y Manuel Castañeda Uribe fue devastador:
"Sufre una herida por cuerno de toro situada en el Triángulo de Scarpa derecho, de cuatro centímetros de orificio de entrada, que interesa piel, tejido graso, aponeurosis, desgarrando los músculos de la región, contundiendo la arteria femoral común y seccionando la arteria femoral profunda, además de la vena femoral. Gran hemorragia arteriovenosa, por lo que hubo de practicársele una transfusión sanguínea de 1,200 centímetros cúbicos. Pronóstico reservado".
La reserva del pronóstico derivaba de la situación que tenía la circulación sanguínea del torero herido en el miembro afectado. No era la primera cornada que recibía en la región y con los procedimientos médicos comúnmente aceptados en la época, los vasos afectados eran ligados en los cabos afectados y la continuidad circulatoria se dejaba a lo que los médicos llaman "circulación colateral".
Así pues, admitiendo que se usara el mismo procedimiento en esta herida de Cañitas, esa reserva derivaba de la necesidad de esperar que tras la ligadura de las femorales – arteria y vena – afectadas por el cuerno de "Buen Mozo", la circulación se restableciera en la extremidad afectada.
Pero la suerte y el destino de Cañitas ya estaban echados. Cinco días después de la cornada, el diario "El Informador" de Guadalajara, daba a conocer lo siguiente:
"Hubo necesidad de amputarle la pierna herida a Cañitas" (Ciudad de México, 25 de agosto).- Al mediodía de hoy fue amputada la pierna derecha, hasta arriba de la rodilla, al torero Carlos Vera "Cañitas", cornado el pasado domingo… Los médicos tomaron esta medida extrema ante el peligro de que se presentara una septicemia gaseosa, al no haberse restablecido la circulación sanguínea en el miembro herido… Todavía cuando era llevado a la sala de operaciones, Cañitas confiaba en que se le practicase una operación más para restablecer la circulación, pero el intenso color amoratado, en algunas partes negruzco de la pierna derecha, indicaba que la amputación debería hacerse desde luego… El doctor Javier Ibarra afirmó: "si existiera una brizna de esperanza, no amputaríamos el miembro"... Dijo inicialmente que se había temido que la amputación se haría casi desde la cadera. El tipo de corte que le fue hecho permite la rehabilitación por miembros artificiales…".
Así pues, el valentísimo Carlos Vera "Cañitas" había terminado su carrera en los ruedos, como Antonio Sánchez "El Tato" o como más recientemente Rocky Moody. Quedaba entonces, condenado a seguir sus labores en la Procuraduría de Justicia de la capital mexicana, donde obtuvo un empleo cuando las oportunidades de vestirse de torero comenzaron a escasear. Cañitas falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985... (continuará el próximo miércoles).