El ganadero Fernando Lomelí García falleció ayer en la ciudad de Saltillo, a los 79 años de edad, donde tenía su ganadería que a últimas fechas lidiaba a su nombre, y cuya formación se debía a la afición heredada de su padre, que a finales de los años treinta, fue uno de los fundadores de la divisa de Corlomé.
A lo largo del último año su saluda se deterioró de manera tan significativa como lamentable, ya que estaba enfermo de esclerosis lateral atrófica, contra la que luchó con valor y esa fortaleza de espíritu que le caracterizaba.
Don Fernando nació el 16 de marzo de 1941 en Saltillo, y era hermano de Sergio, actual propietario de Corlomé, divisa jalisciense que en su día formó el padre de ambos en sociedad con la familia Cortina, con sangre de Matancillas y La Punta. Así que desde entonces, siendo apenas un niño, Fernando se aficionó a la crianza del toro bravo con un gran esfuerzo.
Andando el tiempo formó su propia ganadería en 1978, con el nombre de Valle de la Gracia, precisamente con 100 vacas de Corlomé, y después agregó otras 60 vacas del hierro de Boquilla del Carmen y tres sementales de San Antonio de Triana, hato que primeramente pastaba en un rancho del municipio de Parras, allá en Coahuila, y luego se trasladó al rancho "El Colorado", ubicado el municipio de Saltillo.
Lidió por primera vez en la plaza potosina de Matehuala, por allá de 1982, una novillada en a que actuaron los rejoneadores Gerardo Trueba y José Antonio García, así como Ernesto Belmont y Martín Reyna a pie. Más tarde decidió cambiarle el nombre a su ganadería para lidiar con el suyo, que también es el de su hijo, que ha seguido sus pasos.
Don Fernando cursó estudios de agronomía en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, esto facilitó su arduo trabajo en el campo, pues siempre estuvo al pendiente de sus potreros y su ganado con una desmedida afición a pesar de la región tan complicada donde se encuentra.
Asimismo, también se convirtió en un ganadero muy comprometido con la causa de los novilleros, a los que ayudaba mucho y siempre invitaba a sus tientas, donde había que estar muy espabilado porque el concepto de bravura del ingeniero era muy estricto y siempre pugnaba por el toro con mucha casta.
De hecho, a uno de los novilleros que más ayudó fue a Valente Arellano, al que le echó más de 120 becerras de tienta, con turno, para que afinara su concepto del toreo. También a Jorge de Jesús "El Glison" lo impulsó como a poco, con el que disfrutaba viendo sus osadías. Y con Mariano Ramos, muy amigo de la familia Lomelí, también mantenía una entrañable amistad, pues se la pasaban gastándose bromas y jugando cuando el torero charro de La Viga iba a la ganadería. Y también con Manolo Martínez mantuvo una buena relación cuando eran jóvenes.
Como compañero fue muy buen amigo de los ganaderos zacatecanos, como los Llaguno, los Sescosse y los Ibargüengoitia, a los que siempre buscó defender ante la Secretaría de la Reforma Agraria, consciente de la dificultad de criar toros, especialmente en la región norte del país, donde suele ser más complicado.
Lidiaba mayoritariamente en las plazas del norte, donde era un hombre apreciado en el gremio ganadero, así como muy buen amigo de sus amigos. Desde aquí enviamos nuestro más sentido pésame a su hijos María Hortensia, Madsi y Fernando Tohui Lomelí Valero, que continúa con la misma pasión la labor de ganadero de su padre, así como a su hermano, el ingeniero Sergio, y al resto de su familia. Descanse en paz.