"Cornadas al Viento" versa sobre la vida intima de La Punta, donde Carmen Madrazo relata la historia de una auténtica ganadería brava, con años de oro a las manos de Paco Madrazo y María Luisa Solórzano, que junto a los hatos de los señores Barbabosa, González y Llaguno, dieron gloria verdadera a la fiesta de los toros en México.
Son 11 capítulos cargados de nostalgia entre aquellos campos jaliscienses áridos y secos con la vegetación ceniza como los huizaches, espacio en el cual habitaron en su día más de dos mil reses bravas, con ciclos en los que más de mil de ellas eran vacas de vientre y con tres presas que regaban las siembras del maíz, frijol, trigo y chile.
Un interesante y detallado antecedente familiar se configura entre aquellos antiguos cuatro corredores con un banquillo de azulejos sevillanos a cada lado, que fueron testigos del amistoso apretón de manos entre José Alonso e Ignacio Madrazo Carral, quienes sellaron la compra-venta de la histórica finca que en su día perteneció al inmenso mayorazgo de Ciénega de Mata, propiedad de la familia Rincón Gallardo, titulares del marquesado de Guadalupe.
Faenas camperas y solariegas de acoso y derribo, con el maestro Fermín Espinosa "Armillita" como el torero de la casa, Carlos Arruza que gozó del cariño y la admiración familiar, además de la cita obligada de toreros como: Domingo Ortega, Antonio Mejías "Bienvenida", Marcial Lalanda, Pepe Luis Vázquez, Álvaro Domecq y Manuel Rodríguez "Manolete", que de esta casa mató 19 de las 38 corridas que toreó en México.
Paco y Pepe Madrazo aparecen como un ejemplo claro de la hermandad entrañable, situación que permitió una leal y legítima rifa que dio pie para la división de Matancillas y La Punta, donde además desfilaron un sin fin de trabajadores, vaqueros, peones y pastores, entre los que figuró el viejo adorable Román Aguilar "Nano Man".
Aparece la gran amistad de Juan Belmonte con la familia Madrazo, a tiempo que María Luisa Solórzano protagoniza de viva voz amenas anécdotas que incluyen el entorno campirano, taurino y familiar e incluso narrando el pasaje del nacimiento de Carmelita (la autora) y sus años de infancia a la vera de las madres Teresianas.
La Punta como centro de amigables reuniones, escenografía y locación donde se dieron cita Dolores del Río, Orson Wells y Antonio Algara, más de un invitado que pudo escuchar el bramido de los toros bravos al momento de una temible pelea o incluso disfrutar los postres de durazno en aquella cocina adornada con ollitas de barro.
Aquel otrora esplendor de las grandes tardes de triunfo a lo largo y ancho de la República Mexicana, los sinsabores, los recuerdos familiares, las muertes dolorosas, todo queda como un recuerdo en sepia que la autora concluye con un dejo de tajante melancolía: "Antes en La Punta había señorío. Ahora sólo hay soledad".
Bibliografía:
Madrazo, Carmen. "Cornadas al Viento". Colección Voz de la Tierra. Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco. 2005.