En España ha comenzado la llamada “nueva normalidad”, y en días recientes se han celebrado varios festejos, por lo que, técnicamente, la temporada 2020 no pasará en blanco tal y como se temía cuando comenzó el estado de alarma que obligó a la cancelación de ferias de gran relevancia, como las Fallas de Valencia o la Feria de Abril de Sevilla.

Por otra parte, también han empezado a ver actividad ciertas plazas de Portugal, donde el Covid-19 no ha causado tantos estragos como en el resto de los países del occidente de Europa, ya que, a diferencia de España, donde las muertes han superado las 28 mil, en Portugal solamente ha habido poco más de mil setecientas.

Lisboa, como capital mundial del toreo a caballo, está poniendo el ejemplo al haber arrancado con mucho entusiasmo su campaña 2020 bajo la gestión de una nueva empresa, tras la gran labor realizada por Rui Bento Vasques durante 14 años en la centenaria plaza de Campo Pequeño.

Sin embargo, es muy posible que las restricciones regresen en territorio español, sobre todo en determinadas regiones, como en la Comunidad de Madrid, donde el rebrote de la pandemia está arrojando continuos titulares de prensa.

Y mientras no salga a la venta una vacuna eficaz, habrá que tener cautela para evitar más contagios, tal y como lo han sugerido las agrupaciones taurinas de México, que luego de un prolongado silencio de más de tres meses, manifestaron su preocupación por la Fiesta, e hicieron un llamamiento público a anteponer la salud a la organización de cualquier evento taurino.

Asimismo, afirman que se ha tomado acuerdo para "no participar en festejos taurinos sin público, a puerta cerrada, que sean transmitidos por algún medio de comunicación", que a fin de cuentas se refiere al espinoso asunto que tanto revuelvo provocó a finales de abril, cuando se realizaron dos experimentos: el primero en Tlaxcala, por streaming, cobrando una cuota de recuperación, y el segundo por televisión abierta, en el Canal 26 de Aguascalientes.

Quizá lo más importante sería que los afiliados a las instituciones que suscriben este comunicado, acataran las recomendaciones de sus respectivos comités directivos. Pero, por desgracia, se sabe que eso es imposible, pues no existe una conciencia colectiva y unificada al respecto de este gravísimo problema por el que atraviesa la tauromaquia.

Porque el anhelo de todos es minimizar los graves daños que la pandemia causará en el espectáculo, amén del evidente resquebrajamiento de una estructura que ya se encontraba seriamente fisurada.