La pandemia del coronavirus ya llegó. Y se nos viene encima. Esta circunstancia adversa no es otra cosa que un llamado a dar valor a aquellas cosas que verdaderamente lo tienen, como la salud, que es fundamental para la vida. Lo demás… puede esperar, como las corridas de toros, por más que nos apasionen, o vivamos de ellas, en el caso de los profesionales.
Desde luego que esta pandemia será un durísimo golpe a la economía de todo mundo y semeja la caída de una piedra al agua, que genera una onda que se propaga como resultado de una vibración inicial, y que se puede mantener si la energía que la provoca no se interrumpe.
Afortunadamente, la mayoría de las empresas taurinas de México han actuación con sensatez y responsabilidad, así como una mayor rapidez que el gobierno federal, cuya negligente actitud ha retardado acciones importantes. Parece que no ha entendido que ante este problema, el tiempo vale oro.
En los toros, las medidas preventivas de cancelación de distintos festejos ha sido una necesidad de primer orden, ya que es preciso contribuir a evitar que el coronavirus se propague de manera exponencial.
De momento, es lo único que debe de importarnos, que la epidemia se expanda lo menos posible y sean atendidos con eficacia los casos de las personas infectadas con el virus, a la espera de que las muertes no se disparen.
¿Habrá toros o no más adelante, tanto en Aguascalientes como en Texcoco? Ciertamente, creo que no debemos perder tiempo pensando en ello, porque, ahora mismo, esto resulta intrascendente. En lugar de eso, hay que atender, de manera acuciosa, todas las recomendaciones para evitar que este grave problema de salud se extienda y genere mayores desgracias.
Desde luego que no resulta fácil vivir en la incertidumbre. Pero todos debemos enfocar nuestros esfuerzos para contribuir a solucionar la enfermedad del coronavirus, y la mejor ayuda es evitar el contagio.
Para ello ya contamos mucha información, así que hagámosla valer. Actuemos con prudencia y responsabilidad, porque ésas son las únicas herramientas de las que disponemos. Así que hay que encerrarse en casa, pues está comprobado que es la manera más eficaz de evitar el contagio.
Esta pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad del ser humano, y hay que tomarlo con resignación, paciencia y esperanza, sobre todo esto último. Así que son tiempos de reflexión, y de comportase con entereza y cautela. Por el bien de todos. Ya vendrán tiempos mejores. También para la tauromaquia.