Gonzalo Caballero recibió hoy en alta hospitalaria, tras haber permanecido 26 días ingresado en una clínica de Madrid, como consecuencia de la gravísima cornada sufrida en Las Ventas en la Corrida de la Hispanidad del sábado 12 de octubre.

A lo largo de este proceso de recuperación, hubo momentos que Gonzalo pensó que se iba a morir, sobre todo en los instantes más críticos de la cornada y cuando era conducido a la enfermería de la plaza, donde aseguró que le dijeran a su madre que la quería.

"Se trató de algo muy duro, sobre todo cuando sentí un grifo de sangre caliente en mi mano al ponerla en la herida, y aunque los toreros estamos preparados y mentalizados para la muerte, tener esas sensaciones fue algo impresionante", comentó Caballero al salir de la clínica San Francisco de Asís acompañado de los doctores.

Y fueron las manos del doctor Máximo García Padros, y su gran equipo de trabajo, las que consiguieron sacarlo adelante a pesar de la gravedad vascular de la lesión, que se produjo al entrar a matar. De hecho, Gonzalo le había brindado al galeno el toro como muestra de gratitud ante las atenciones recibidas en una tarde anterior.

Gonzalo estuvo acompañado por los médicos Máximo García Padrós, Claudio Gandarias, jefe de la Unidad de Cirugía Vascular del Hospital San Francisco de Asís, y Marisa de Teresa, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Francisco de Asís.

También estuvo presente Miguel Abellán, que desde hace varios meses es el director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid.

Han sido días muy duros para Gonzalo y su familia, que no se ha separado de su lado. Su madre y sus hermanos han sido su gran apoyo estos días, al igual que sus amigos, entre los que destacan Froilán y Victoria Federica Marichalar. Aunque la hija de la Infanta Elena ya no es su novia, siguen manteniendo una estrecha amistad y ella ha estado muy pendiente del torero.

Ahora, Caballero tendrá que seguir con la recuperación en su casa. El doctor García Padrós informó que tardara un tiempo considerable en volver a torear, pues la lesión vascular sufrida fue muy delicada.