Si el año pasado, en un serial dentro de la feria de Pachuca que nadie conocía a Leo Valadez y triunfó con el corte de una oreja, esta tarde, esta ocasión, a la postre, resultó un triunfador sólido, cayendo más que de pie, ante la afición de la capital hidalguense, consolidándose por su carácter y disposición, en la monumental "Vicente Segura", de Pachuca, al cortar tres orejas, en lo que ha sido la primera corrida de su feria.
Un lote potable de Xajay, fue el que correspondió al joven Valadez que se enfrentó a un público y climatología adversa, acaso antes compartiendo el triunfo con un José Mauricio maduro, que hizo las cosas bien, ante un astado que presentó pocas opciones.
Por otro lado, la entrada, frente a "pronósticos", sobre todo adversos, no fue mala (dadas, insistimos, las circunstancias), como por ejemplo el tiempo: nuboso y frío, y además, airoso, atípico ya, a estas alturas del año en la capital de Hidalgo.
Y así las cosas, Leo Valadez, con su primero, un toro que en pinta podría decirse que era burraco, lo toreó impecable de capote, tanto a la verónica como en quites, y después, luego de que le pidieran que banderilleara, lo hizo no solo con efectividad sino con lucimiento.
Entendió en la muleta a una res no siempre fácil pero que cuando le ponían bien el engaño y lo llevaban, lo seguía. Emocionó a la asistencia, intercaló adornos y cobró una estocada apenas trasera como contraria, para que se pidiera una oreja y se le concediera el arrastre lento merecido al animal.
Su segundo lo saludó con una larga en tablas, de pie verónicas, y después, un remate muy aplaudido con el manguerazo de Villalta muy reconocido. Volvió a repetir la dosis emocionante en el tercio de banderillas, con un cuarteo, un sesgo y el violín, no sin antes haber protagonizado un quite por chicuelinas, que conmocionaron a la concurrencia.
De muleta se dobló con decisión, y luego le corrió la mano por el pitón derecho, aprovechando la fijeza y obediencia, de este astado que tuvo las hechuras propias de la vacada. Intercaló algunos adornos, que hay que decirlo, no siempre tuvieron esa entrega para pegárselos.
Se tiró a matar con fe y cobró una estocada apenas trasera, pero que hirieron a la res, para que se pidiera con fuerza el trofeo, pero, el juez, le otorgó un segundo trofeo. Como haya sido, fue el torero, que a base de carácter, conquistó un público, de una tarde de difíciles
Para José Mauricio el ruedo de Pachuca no ha implicado ser "una plaza suya", es más, era la segunda vez que venía a este coso: y algún sector del público lo identificó como suyo; pero, le reconoció cada instante de lo que hizo. A su primero, un espectacular berrendo, fino de hechuras y poco habitual en esta casa ganadera, le hizo una faena de emoción, por encima de que la res pareció suponer que tenía dentro buen contenido mostrado en los primeros tercios, no así fue cuando tomó la muleta el torero.
Y es que hizo una buena salida, un cumplidor tercio de varas, pero en banderillas sacó ese "tenor" de un animal que se defiende. El torero se sintió inspirado, tranquilo, y le cuajó una faena de pases templados, entonados, con sapiencia, sobre por el pitón izquierdo, que aunque no terminaba la acometida por ese pitón la res, y en ocasiones atropellaba el engaño, le aguantó y le doblegó en tres tandas, en las que hizo vibrar a los asistentes, que le reconocieron con fuerza y le terminaron por reconocer con emoción. Tras una estocada apenas caída como trasera, con efectividad consabida, se le otorgó una oreja con fuerza.
Historia aparte fue el segundo de su lote, un animal al que apenas pasó de capote de manera digna, y no se diga con la muleta, en la que el público acaso lo entendió (a toro y torero), y que como no lo mató con celeridad, se le puso en contra, hasta escuchar algunas protestas.
A Octavio García "El Payo" se le conoce su carácter y disposición. Este año repetía. Y luego de esbozar verónicas de impecable factura al primero de su lote con las que se hizo ovacionar, en la muleta le pegó pases importantes, primero porque quiso prolongar la corta acometida de la res; y luego, por el temple y gusto que dejó ver, y eso, por el pitón izquierdo, que al final, fue el lado más potable del animal, porque parecía ser que rompería a mejor y a más, pero no, terminó defendiéndose.
Hubo algunos adornos, para quitar el agrio comportamiento del burel, pero, la suerte de matar no fue lo mejor de la ejecución, así que, como haya sido, entre sí y no, se lo agradecieron. Su segundo turno, a la gente terminó en una bronca colosal, que ni el propio diestro comprendió de qué se trataba.
El rejoneador Santiago Zendejas estuvo muy esforzado, el toro le permitió algunos pasajes, eso sí, muy toreros, pasó al ejemplar con un rejón de castigo. El burel, cuando pasaban las jacas, acometía, luego, si se trataba de "cuadrarse" como cuando lo hacía el jinete para irse de frente, el bovino se lo pensaba y se frenaba.
Aún así, clavó cuatro banderillas: una a la tira, dos de frente y dos al violín. Sacó un caballo con el hierro de Gastón Santos y clavó las cortas a la media vuelta. Salió al tercio luego de que doblara la res tras un rejón apenas trasero y caído.
De los Forcados de Pachuca, pues parecía que in mayor opción, le fue su propio cabo, Dante Austria, un forcado de poder, que en un segundo intento al sesgo pudieron consumar la suerte, pero con una vibrante actuación del primer ayuda en el segundo intento.