Cuando la emoción del arte brota en el redondel, poco importa si el escenario es una plaza monumental, una portátil... o un lienzo charro, como hoy en Fresnillo, donde vibraron las cuerdas sensibles del alma. Si Jerónimo empapó de desgarro su tauromaquia, Jorge Hernández Gárate dejó en claro que los destellos artísticos del toreo surgen también a caballo
Al mostrar bravura los toros, como varios de José Julián Llaguno, la mesa estaba servida para vivir una gran corrida, festejo en el que Fermín Rivera no se quedó de brazos cruzados, sino que brilló en su clasicismo taurómaco.
Vayamos por partes. El caballero de dinastía ecuestre toreó por nota al segundo de su lote, astado que desde salida acometió con alegría. Gárate supo cuidarlo y solo colocó un rejón de castigo, para dar rienda suelta en banderillas.
De poder a poder, y hasta al violín, encandiló a un público que le respondió fuerte. Los Forcados Mazatlecos cuajaron una pega casi heroica y acompañaron al rejoneador en la vuelta al ruedo, con las dos orejas obtenidas.
Lo de Jerónimo es puro sentimiento. Su capacidad para "exteriorizar su interior" vale mil quilates, pues purifica el espíritu de los que gozan de esta sui generis fiesta. Y si las verónicas con las que recibió a su segundo caldearon el ambiente por su pureza, el trasteo alcanzó momentos de sublimación al poner el alma en cada trazo
Los naturales fueron impecables, pero los redondos no se quedaron atrás. Adornos como trincherillas, molinetes invertidos y afarolados, aderezaron una suprema ensalada taurina. El pinchazo no debió ser óbice para darle por lo menos una oreja, pero al juez se le pasó de noche, al igual que un arrastre lento que era más que merecido y también al anterior
Jerónimo detuvo el tiempo, creando instantes que son eternos...El toreo es eterno. El toreo auténtico es el que permanece. El toreo verdadero está muy por encima del frío balance "orejero" en el que se ha convertido este espectáculo.
Fermín pechó con lo menos potable. Su primero se movió poco, pero cuajó detallazos con su muleta y perdió un trofeo con la espada. Bellísimos lances a la verónica le recetó a su segundo, que tenía clase aunque duró poco. Rivera aprovechó esos instantes, con temple y firmeza, pero el acero lo privó del premio... mas no del justo reconocimiento del público.
Una oreja le tumbó Jeronimo a su primero, tras faena de detalles impregnados de añeja tauromaquia. Por su parte, Hernández Garate lo intentó ante el que abrió plaza, pero poco se movió e incluso se echó, así que debió ser apuntillado.
En lo dicho, las crónicas y opiniones pierden espacio ante la inspiración que da origen al arte. Finalmente, arte mata todo.
Ficha Fresnillo, Zac.- Lienzo Charro "Antonio Aguilar". Corrida de feria. Media entrada en tarde nublada, con intermitentes ráfagas de viento. Seis toros de
José Julián Llaguno, muy bien presentados y buenos en términos generales, de los que destacaron 4o. y 5o., indebidamente no premiados con arrastre lento.
Jorge Hernández Gárate: Silencio y dos orejas.
Jerónimo (negro y oro): Oreja y ovación.
Fermín Rivera (verde olivo y oro): Ovación y palmas. Incidencias:
Los Forcados de Mazatlán lograron una estupenda pega al primer intento ante el 4o. El trofeo en disputa fue entregado a
Jorge Hernández Gárate.