Luis Pimentel cortó una oreja al toro que abrió la temporada, "Tío Mario". El rejoneador se mostró voluntarioso y aunque por momento se le vio un poco fuera de sitio al momento de clavar los rejones de castigo, logró buenos momentos clavando banderillas cabalgando a "Gallo".
También lució con banderillas cortas montando a "Zapata". Mató de un espadazo en buen sitio y logró la única oreja del festejo. Su segunda faena fue más emotiva y le pudo a un toro bravo de nombre "ValQuirico".
Con este ejemplar se le vio más suelto y con mejores procedimientos. Se le vio más confiado montando a "Nuncio" con el que logró clavar en buen sitio los rejones de castigo y acrecentó el lucimiento en banderillas; logró quiebros de mucho lucimiento montando a "Xholo" y "Cavazos". Fallo con los aceros y todo quedó en vuelta al ruedo para él y arrastre lento para el toro. Actuaron los Forcados de Mazatlán, que hicieron dos pegas muy ovacionadas por el tendido.
Sebastián Castella con su primero "Condesito" poco puedo hacer. El toro fue un manso perdido, que desde salida se quedó en el centro del ruedo y sin poderle pegar un solo capotazo porque no acudía al llamado con los capotes; se le llevó al caballo donde no se le pudo picar. Sin duda alguna la autoridad debió regresarlo a los corrales por manso.
Con la muleta, el francés estuvo voluntarioso pero no había nada que hacer con aquel toro. Mató después de algunos pinchazos para irse en silencio entre protestas de algún sector del público.
Con su segundo, "Montañez", el torero galo estuvo a gusto. El toro pasaba, dejándolo hacer lo que el torero quería, sumado al poderío del torero francés, hubo momento de gusto para el público. Ante el poco fondo del toro, la faena se vino abajo y para colmo de males, pinchó pero luego fue sacado al tercio a recibir una fuerte ovación.
A Diego Silveti se le vio muy torero y demostró que poco a poco va haciéndole honor a la dinastía que representa. Diego estuvo muy bien con su primer toro, que tenía la fuerza justa y en varias ocasiones rodó por la arena. Pero también por momentos metía la cara y eso lo pudo aprovechar el diestro, logrando muletazos de buena factura por ambos pitones que hicieron sonar los oles en los tendidos. Con el sello de casa, pinchó y pinchó, y todo quedó en los buenos recuerdos de su toreo que se llevó el público.
Con el que cerró plaza se le vio desenvuelto y puesto con el toro. Pero es imposible trasmitir algo a los tendidos cuando lo que está frente al torero carece de fondo y de bravura. Si bien es cierto Silveti se vio voluntarioso y torero, poca fue la trasmisión hacia el tendido ante la sosería de los toros que sorteó.