Culminó una temporada más en la romántica plaza "San Marcos" de Aguascalientes, donde hemos visto diversos matices a través de los novilleros que pasaron por su ruedo en las semanas anteriores, y algunos de ellos llegaron con los ánimos renovados, otros con la ilusión a tope de conseguir un triunfo que sin lugar a dudas tendría repercusión en sus respectivas carreras; y otros tantos más, pasaron sin pena ni gloria.
Algo a destacar de la recién culminada temporada chica, fue la presentación de los encierros lidiados, así como la respuesta favorable por parte de la afición, quien se dio cita domingo a domingo, y conseguir esos llenos que es casi imposible replicar en otros cosos, sobre todo tratándose de festejos menores.
La revelación de la temporada fue el hidrocálido Miguel Aguilar, quien causó más expectativa incluso por encima del cartel inaugural, donde encabezó aquella tarde Guillermo Hermoso de Mendoza. Se trata de un novillero que cuenta con personalidad, gusta de hacer un toreo puro, rodeado de aquella emblemática figura de su hermano Mario Aguilar, que envuelve ahora a Miguel, que ha caído en gracia de la afición y que tiene mucho futuro por delante.
El oficio mostrado por los diestros Sergio Felipe y Héctor Gutiérrez, que si bien es cierto, podrían ser de los novilleros más experimentados de la temporada, también han dejado constancia de sus avances importantes, incluso y quizá ya con miras en una alternativa, específicamente en el caso de Gutiérrez, y tras una trayectoria triunfal.
El carisma de Juan Pedro Herrera, quien tiene un amplio repertorio con el capote, espectacular en banderillas, y aunque su toreo con muleta es más dinámico, siempre antepone sus ganas de triunfar y agradar, ofreciendo espectáculo.
Grata sorpresa causó el hispano Carlos Domínguez, siendo apenas su segunda novillada con caballos, luego de su paso por la feria de Olivenza, donde consiguió salir a hombros.
La evolución de José Miguel Arellano y Roberto Román, en relación a la temporada anterior, es palpable. A quien habrá que darle continuidad es a Pedro Bilbao, si bien, sus actuaciones no están respaldas con corte de orejas, sí que lo están con muestra de buenas maneras.
La oportunidad llegó para José Saiz, que sin estar acartelado en un principio, aprovecho cabalmente la ocasión, dicen que el valor se escapa por los hoyos de las cornadas, no es caso de este jovencito potosino. Reitero, sin pena ni gloria otro tantos, tomando en cuenta que pudieran ser de los más longevos en el escalafón menor.