Banners
Banners
Banners

Visión del público de los toros

Viernes, 26 Oct 2018    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: Archivo   
…Quizá una actitud responsable con base en el conocimiento nos…
Dentro de los elementos que conforman el proceso de comunicación, así como en las disciplinas de la crítica literaria y sociología cultural, el destinatario o público forma una parte esencial de la obra de arte y con ello influye sobre el hecho de la creación artística, en el campo de las letras es un hecho frecuente mencionar al lector implícito, pues a decir de varios especialistas la búsqueda de un interlocutor resulta primordial para la literatura.

Basta recordar a modo de  ejemplo, aquello que mencionó el artista plástico francés Eugenio Delacrox sobre un cuadro, que no será otra cosa sino un puente entre el alma del artista y el espectador, o el poeta español Vicente Aleixandre cuando proclamó con natural magisterio la frase "poesía es comunicación".

Es probable que quizá la mayoría de los hombres de letras hayan tenido que responder la interrogante de para quién escribe o para quiénes se encuentra dirigida su obra, otros habrán de proclamar de forma rotunda, que sólo es una actividad para satisfacerse a sí mismos, por una necesidad íntima de expresarse de alguna manera.

Pero ¿sólo ocurre con la literatura? Claro que  puede trasladarse sin problema alguno todos éstos conceptos a otro arte, la tauromaquia. Quizá una respuesta previsible en varios toreros podría ser que torea en primer lugar para sí mismo, por su propia satisfacción y como fuente principal de expresión dentro de su vida cotidiana.

De igual manera, cuando la tauromaquia adquirió un carácter netamente profesional, el público juega desde entonces un papel primordial en el evento taurino, el torero como artista, no podrá evitar que también realiza su labor para un público, serie de ejecuciones que  tendrán una cierta dosis para conseguir el aplauso y que sus reacciones le influirán de forma directa en el resultado de su labor en el ruedo.

Jugando a las hipótesis podría decirse que en el campo, el torero se expresa de manera más directa para sí mismo, en tanto que en la plaza lo hará para distintos públicos y receptores, que poseen una peculiar fisonomía, al igual que ciertas características que le son propias y por ende un humor en suma cambiante.

Cada plaza posee una fisonomía muy particular, Sevilla, Madrid y México por caso, son las cátedras con su semblante muy diverso, Sevilla, grato pero no menos entendido, Madrid seco, adusto y México pasional y entregado.

Dicen los que de éstas cosas saben, que el público que desea de verdad apreciar la labor de un torero, habrá de fijarse mucho en el toro, así como saber apreciar sus condiciones, haber visto muchos toros y toreros, en tanto que la calidad de un diestro podrá estimarse posterior a haberle visto varias tardes, ante toros de clases distintas y en ambientes diversos.

Es probable que muchos aficionados hayan escuchado más de alguna vez, de viva voz de algún viejo maestro, que habrá que fijarse mucho más en el toro antes de emitir cualquier opinión en pro o en contra, acto seguido del de saber esperar al torero, al artista. El toreo, cuando de verdad merece ese nombre, es un arte.

Este arte muchas veces quedó y quedará en el puro oficio, podrá concluirse que el aficionado o público que disfruta más cualquier tipo de arte, será el entendido que no pierde su sentido de admiración y de goce, desde fuera toreros y poetas hacen siempre lo mismo, sin embargo, un natural nunca se parece a otro, así como un soneto nada tendrá que ver con otra estrofa de catorce versos.

En conclusión, el público forma  pieza fundamental de las obras de arte que se plasman en el ruedo y es parte esencial de la creación estética, quizá una actitud responsable con base en el conocimiento nos haría disfrutar un poco más de nuestro espectáculo favorito, este rito tan sugestivo  y particular de la cultura mediterránea, dijo el poeta "para saber escuchar la música callada del toreo".

Bibliografía:

Bergamín, José. "La música callada del toreo", Turner, Madrid, 1981.

Delacroix, Eugene, "El puente de la visión: antología de los diarios". Tecnos, 1987.

Jiménez, José Olivio, "Vicente Aleixandre, una aventura hacia el conocimiento", Editorial Renacimiento, Sevilla, 1998.


Comparte la noticia


Banners
Banners