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Cayetano: torero y propagador del toreo

Martes, 17 Nov 2009    México, D.F.    Heriberto Murrieta / Foto: Berumen     
De cara a su cofirmación

Antonio Ordóñez fue el primer torero de la dinastía a la que pertenece Cayetano en presentarse en la Plaza México. Corría el año de 1952. Luis Miguel Dominguín lo hizo ese mismo año. Paquirri, en 1970, exactamente 18 años después de Ordóñez y Dominguín. Francisco Rivera Ordóñez debutó en el coso metropolitano en noviembre de 2000. Y Cayetano lo hará 57 años después que su abuelo materno, el 6 de diciembre próximo.

El rondeño Antonio Ordóñez confirmó su alternativa en la Plaza México el 30 de noviembre de 1952 de manos de Silverio Pérez, con José María Martorell como testigo, con el toro "Cantinero" de Torrecilla. Cartel, escucharon bien, con dos españoles y un mexicano. Hay una foto de una larga cambiada piramidal que Ordóñez dio esa tarde.

Quince días después, bajo un ambiente de pasión como quizá nunca se había sentido en los toros en México, el 12 de diciembre de 1952 llegaría el turno para el personal Luis Miguel Dominguín, cuyo padrino de la ceremonia fue Luis Procuna. Humberto Moro, quien aún vive, fungió como testigo. El toro de la confirmación se llamó "Cominito" de San Mateo.

Esa tarde, Luis Miguel le cortó las dos orejas a "Pajarito" de San Mateo. Se encontraba en la plaza María Félix, con quien le atribuían un tórrido romance. Dominguín llenó la plaza más grande del mundo tres domingos consecutivos.

Cayetano no había nacido cuando Paquirri, torero macho, se presentó en la Plaza México el 29 de noviembre de 1970. Los tres coletas de ese cartel ya fallecieron: Raúl Contreras “Finito”, Manolo Martínez y Francisco Rivera "Paquirri", quien confirmó su doctorado con el toro "Caporal" de José Julián Llaguno. Después de matarlo, logró algo que ya no se ve en las plazas: dio nada menos que tres vueltas al ruedo.

Mera coincidencia o falta de imaginación de los ganaderos, pero el caso es que un mes después, en su segunda tarde, lidió a otro "Caporal", éste de la vacada del ingeniero Mariano Ramírez. La faena más recordada de Paquirri en la Plaza México la realizó el 19 de diciembre de 1971 al toro "Girasol" de Jesús Cabrera. En México se le recuerda por su valor, su desahogo, su derroche de facultades con las banderillas, sus enormes recursos y, sobre todo, su honradez.

Por si faltaran antecedentes, hay que mencionar que su apoderado Curro Vázquez, con quien también está emparentado, confirmó su alternativa en La México el 18 de enero de 1970, de manos de Alfredo Leal, en presencia de Manolo Martínez, con el toro "Director" de Jesús Cabrera.

Al ver a Cayetano recordamos automáticamente la imagen de Paquirri: la ceja tupida, la mirada verde y penetrante, la tez cobriza, las pestañas formando un marcado contorno de los ojos. Cayetano tenía siete años cuando en la enfermería de Pozoblanco, su padre dejó para la historia del toreo y de la televisión un testimonio de hombría y entereza al explicarle al doctor las trayectorias de la cornada que minutos antes le había inferido un toro tan avispado como su nombre.

No podía ser de otra manera: semejante testimonio de valor tenía que inspirar a Cayetano para ser torero y honrar la sangre derramada por su padre en aquella infeliz tarde de septiembre de 1984. Cayetano confirmará su alternativa en la Plaza México 39 años y 7 días después que su padre, el bien recordado Paquirri.

El diestro madrileño de nombre muy andaluz, al que se ha visto muy poco en América, recibió la alternativa en Ronda de manos de su hermano Francisco el 9 de septiembre de 2006 con el toro "Judicioso" de Zalduendo.

Entre novilladas y corridas de toros, ha actuado en más de 250 festejos. Cayetano no solamente despierta el interés del público y la prensa taurinos, sino que también capta las miradas de quienes no pertenecen al “planeta de los toros”, como llamara el crítico español Antonio Díaz-Cañabate a ese mundillo sui géneris que rota al compás del toreo. La esfera social, el mundo de la moda y ciertos programas de televisión, también tienen una vinculación con un torero esencial primero; mediático después, como Cayetano.

Si al tema lo miramos bien y lo despojamos de cualquier connotación frívola, la forma en que el efecto Cayetano permea en otros ambientes viene a ser positiva para el toreo. Esto es, si con motivo de Cayetano se habla de toros en otros ámbitos, qué bueno por Cayetano y por la Fiesta de los toros. En el libro "Tauromaquia Mexicana, Imagen y Pensamiento" escribí que "quienes viven en el mundillo taurino sin interesarse en ver más allá, giran como pequeños asteroides en un círculo vicioso".

Los taurinos no podemos seguir enconchados, pensando que el toreo volverá a los primeros planos y a las primeras planas sin ayuda de otros medios masivos que no se especializan en la información taurina.

La repercusión que otros medios pueden brindar a los grandes acontecimientos taurinos podría ser sumamente benéfica para nuestro espectáculo favorito, siempre y cuando esos medios estén realmente interesados en difundir la grandeza y la riqueza cultural del toreo, y no sólo las cornadas, los hechos meramente anecdóticos o los temas adyacentes en los que se impone burdamente el color rosa del cotilleo sobre el color rojo de la muleta.

Si por su circunstancia personal, o por su prestancia, Cayetano está llamado a abarcar otras esferas y pisar otros terrenos, alejados del sol y las moscas de las tardes de toros, bienvenido sea como embajador y propagador del toreo allá donde sea requerido por sus cualidades, las taurinas y las de otra índole.

Muchas gracias y suerte, Cayetano, en tu presentación, dentro de veinte días, en la plaza más grande del mundo.


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