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Historias: Relación de sucesos

Miércoles, 04 Abr 2018    CDMX    Francisco Coello | Foto: Archivo   
"...uso de elementos tipográficos que resaltan..."

En el círculo de impresores novohispanos, deben haber existido, como en muchas cosas de la vida, preferencias y rechazos; amigos y enemigos. En ese sentido, y dada la enorme popularidad que alcanzó hacia 1732 Joseph Bernardo de Hogal, este publicó como de su autoría la "Descripción poética de las Fiestas con que la Nobilísima Ciudad de México celebró el buen suceso de la empresa contra los otomanos en la restauración de la plaza de Orán", impreso que ha llegado hasta nuestros días gracias a los buenos oficios del historiador José de Jesús Núñez y Domínguez que la publicó en forma íntegra en la cuidada edición de "Un virrey limeño en México: Don Juan de Acuña, marqués de Casa Fuerte" (México, 1927).

Afirma lo dicho un acróstico con que cierra esa curiosa "Relación de Sucesos" como sigue:

De este que en su fineza

Juzgo el índice ser, que al generoso

Objeto de sus ansias, victorioso

Solamente en los lejos nos expresa:

Es el que a la atención de tu grandeza,

Pone, el siempre rendido, temeroso

Haliento, que quisiera, un don precioso

Dedicarte en aquesta especie impresa.

Elevárase la Obra a tan felice

Holocausto en planta, si merece

Ofreciéndola a ti, que la eternice

Generoso tu amor; porque apetece,

Al menos aplaudir, no lo que dice:

Lo que intenta de que se le ofrece.

Como puede apreciarse en la imagen, se trata de un impreso bellamente rematado por orlas y el uso de elementos tipográficos que resaltan el acontecimiento, con lo que de seguro, la venta del cuadernillo resultó un éxito.

Sin embargo, en la Gazeta de México No. 61 (Desde primero hasta fines de Diciembre de 1732), edición que estuvo bajo la responsabilidad de la imprenta Real del Superior Gobierno, a cargo de doña María de Rivera, en el Empedradillo, se anunciaba al final de la misma:

OFICIO NUEVO. (…) Otro en lo mismo [es decir un cuaderno en cuarto], en Quintillas, intitulado: Descripción segunda de las Fiestas, que celebró esta Nobilísima Ciudad de México, a la feliz Restauración de la Plaza de Orán, en África. Escrita por el Br. D. Bernardino de Salvatierra y Garnica; impresos donde esta Gazeta.

Y es que la publicación mencionada se convirtió en caja de resonancia citando los regocijos y alegrías desarrollados en el curso de octubre y noviembre, mismos que acentuaron aquel significativo acontecimiento, ocurrido del otro lado del mundo, pero con un profundo significado político y militar que, por su sola trascendencia, se tomó como pretexto y lo hicieron suyos las autoridades novohispanas… así como los autores que están apareciendo en escena. Leemos en la Gazeta:

"No satisfecha la singular lealtad de S. Exc. Con las repetidas, festivas solemnes demostraciones, que a el aplauso de la Restauración de la importante Plaza de ORÁN, hizo ejecutar el mes antecedente, determinó se continuasen en este, algunas de regocijo, y alegría; en cuya consecuencia, los días 1°, 2°, tercero y cuarto, nono, décimo y undécimo, se corrieron Toros en la Plaza de el Volador, y fue cosa admirable ver aquellos días en el hermoso ochavado, capaz, y bien trazado Circo, la uniformidad de las pinturas, a imitación de los Jaspes, la bizarría de las galas, lo lucido de los trajes, la braveza de los Toros, la destreza de los lances, lo brioso de los Caballos, lo airoso de los Ginetes, la agilidad de los Galgos, la presteza de las Liebres, la armonía de los Clarines, el rumor de los Pretales, que todo formaba un espectáculo verdaderamente agradable y digno de la expectación de tan grave, y numeroso concurso. Son las Carreras de Toros notablemente apetecidas de la Nación Española, y es, que lo lleva de suelo, pues su territorio, es en forma de piel de Toro, por ser uno, y el más célebre Reino de los catorce que, sin el Imperio Romano, contiene en sí la Europa, que como esta tomó el nombre de la Infanta de Fenicia, a quien disfrazado en Toro, llevó Júpiter a Creta, recibió con el nombre la afición".

A pesar de la intensa búsqueda destinada para ubicar tal “Descripción Segunda”, esto se ha convertido en auténtico misterio. Incluso, se cree que tal descripción no es de Salvatierra y Garnica, sino de otra célebre figura de las letras novohispanas de entonces: Cayetano Javier de Cabrera y Quintero. La popularidad de uno y otro, probablemente generó algún desencuentro con Hogal. De ahí lo que apuntaba al principio de estas notas.

A decir de Juan José Eguiara y Eguren en su Biblioteca Mexicana (1755), dice de Cabrera y Quintero:

"Mexicano de origen y de nacionalidad, habiendo sembrado hondamente los fundamentos a favor de las letras más amenas [Humanidades y Retórica]. Adscrito entre los cultivadores de la Teología y, tenido entre los primeros, adquirió también el grado de la misma facultad".

Se sabe que nació a fines del siglo XVII, muriendo entre 1775 y 1778 en el convento de los padres hospitalarios betlehemitas de la ciudad de México. Su obra es muy extensa, puesto que se registran hasta 162 diferentes títulos.

Otro de los autores mencionados, Bernardino de Salvatierra y Garnica, corre en estas circunstancias con menos suerte que los anteriores. Hogal, era para entonces Ministro, e Impresor del Real Tribunal de la Santa Cruzada. Emprendió una gran labor editorial contando para ello con la infraestructura necesaria para publicar y divulgar las diversas obras que entonces salían de su imprenta, ubicada en la célebre calle del Puente del Espíritu Santo.

Del mismo modo, Cabrera y Quintero estaba posicionado entre los célebres escritores de obras dramáticas que intensificaban el teatro novohispano, por lo que con tamaños contrincantes en la liza, Bernardino de Salvatierra apenas alcanzó algún brillo de popularidad.

Y en favor de don Bernardino, sólo diría algo absolutamente fundamental: que si bien la “Descripción” no se publicó como tal, la misma existe en calidad de manuscrito en la Biblioteca Nacional. Revisada, analizada y contrastada en sus diversos matices, tal documento presenta las características con que fue anunciado: la hechura total en quintillas. Además, por aquellos días, ningún otro autor, salvo que resulte lo contrario, presentó, ofreció o se le publicó una obra con estas características.

Decía Andrés Henestrosa tener en su gran biblioteca la Métrica historia de la milagrosa aparición de nuestra señora de Guadalupe de México, compuesta por el bachiller don Bernardino de Salvatierra y Garnica, originario de esta ciudad, salida, como reimpresión de la Imprenta nueva Madrileña de D. Felipe de Zúñiga y Ontiveros, Calle del Espíritu Santo; año de 1782". El autor de Los hombres que dispersó la danza, define a Salvatierra y Garnica como "escaso poeta, pero buen versificador".

 Todavía resultó más severo José Antonio de Villerías y Roelas –un contemporáneo suyo– quien juzga a “Salvatierra [como un autor que] no sobresale por su inspiración ni por el dominio del lenguaje. Sus versos, en efecto, casi siempre son duros y, en ocasiones, hasta pedestres".

Y es justo en esos términos, en que el manuscrito parece reunir todas esas características, como puede apreciarse en las primeras cuatro quintillas que comparto con ustedes: Fiestas [¿de Gobierno?] Que hizo México a la Toma de Orán

Quintillas.

Con la Carga o Musa a Cuestas

échate a por el atajo

y en quintillas mal Compuestas

haz un día de trabajo

Cantando muchos de fiestas.

De Helicona la Corriente

beber tu afán no destase

hielo te brinde su fuente

y aún ruégate que se cuaje

para dar diente con diente.

Huye el caluroso estío

del Pindo y tórrida zona

y a templar el ardor mío

toda en nieve la helicona

se cuaje y vaya de frío.

A la Plaza que a tomar

se llegó por los cabellos

por que el Moro al caminar

con su riqueza y camellos

no se lo pudo llevar.

Sobre el resto del que viene siendo este ejercicio de revelación, me ocuparé en la próxima entrega. Gracias.


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