Sergio Flores cortó sendas orejas durante la tradicional corrida del 5 de mayo en Puebla, y salió a hombros del Acrópolis al final de una tarde en la que sus compañeros de cartel se fueron de vacío ante los toros de La Punta, que dieron escaso juego.

No cabe duda que Sergio atraviesa por un buen momento de su carrera, manteniendo regularidad en sus actuaciones como ocurrió hoy desde que se abrió de capa con el tercero, llevándolo con suavidad en templadas verónicas.

Caminándole al toro lo llevó en series en las que debía insistir mucho para lograr ligazón, además de colocarse en el sitio exacto con el mismo propósito, dando como resultado que el público se le entregara y al final del trasteo solicitara la oreja que se le concedió tras haber resbalado la espada y luego quedar en buen sitio.

Vimos de nuevo en el sexto buen toreo a la verónica seguido de un puyazo breve, y lucido tercio de banderillas a cargo del aspirante Carlos Martell y Fernando López, que saludaron una ovación; con ayudados Sergio llevó al toro a los medios consiguiendo pasajes de lucimiento ante un toro que le iba paso a paso. Después de pinchar arriba logró un estocadón que le redituó otro apéndice.

El primero de Joselito se rompió un pitón al rematar en el burladero, siendo sustituido por otro del mismo hierro. César Morales lo picó como sabe hacerlo y Joselito se dobló con gran oficio llevando el engaño abajo, imponiendo sus condiciones de lidiador, lástima que el toro ya no pasaba completo y la faena no acabó de romper terminando en silencio.

Salió su segundo al que recibió de rodillas en tablas viéndose apurado cuando se le revolvió, tuvo que tomar el olivo a punto de ser prendido; su picador se excedió en el castigo bombeando ante las protestas de la gente que se puso de uñas; luego Joselito poco porfió ante ese toro que terminó con medias embestidas, el descontento se acentuó y tras media estocada defectuosa se retiró entre algunos pitos.

Muy bien comido el primer toro de El Payo, que recibió poca tela por parte de su matador y poco castigo del varilarguero. Se puso a tono el torero con la dócil embestida del burel consiguiendo buenos muletazos por ambos lados, enturbiando su labor con la tizona pues falló en demasía con ambos aceros y terminar entre división de opiniones.

El de menor presencia fue el quinto que resultó además muy distraído;  pronto empezó a embestir con la cara arriba y aunque la voluntad del torero fue evidente, la faena tuvo que durar menos de lo pensado por las condiciones  mencionadas; encima de eso vino una estocada atravesada antes de otra con mejor colocación sonando algunas palmas.

Abrió plaza el joven rejoneador Santiago Zendejas que mostró buena monta ante un toro de comportamiento aceptable, poco certero en las suertes las realizó sin embargo en terrenos comprometidos y produjo emoción. Intervinieron los Forcados Amadores de Puebla que lograron la pega al segundo intento; finalmente Alejandro pinchó varias veces para matar y luego de un aviso escuchó protestas.