Antes de tocar el tema referente al espacio de este sábado, nos sumamos al luto que embarga a la familia taurina por la muerte del matador Manolo Espinosa "Armillita", un hombre serio y siempre entusiasta para emprender proyectos en favor de la Fiesta Brava.
Ya entrando en materia, nos resultó sumamente interesante la charla de los ponentes durante la presentación del libro fotográfico "Sangre de Reyes", obra de Carlos Cazalis, sobre todo en la temática de lo que es y representa una imagen taurina.
En su intervención, Patricia Mendoza (fundadora del Centro de la Imagen) hizo hincapié de la diferencia entre una fotografía que es solamente ilustración y una fotografía que capta en realidad el significado mismo de un momento o bien la personalidad de quienes aparecen en ésta.
Asimismo, la dificultad que esto implica al tratarse el torero de un hecho en movimiento, como lo sería por ejemplo la danza, de la que en realidad existen, como dijo la propia Patricia Mendoza, pocas imágenes que de verdad sean destacadas.
Poder fijar en un instante una obra en movimiento está al alcance de solamente unos cuantos, pues para ello, desde nuestro punto de vista, es primero necesario conocer la esencia misma del espectáculo y contar con una sensibilidad muy especial
En alguna ocasión platicábamos con el conocido y reconocido fotógrafo Mario Torres "Mayito". El maestro nos comentaba que la clave en la fotografía taurina es disparar justo en el momento oportuno, el "instante taurino", aquel en el que los elementos que conforman la imagen están en armonía de acuerdo con los cánones del toreo.
Reflexionando, nos parece que ese momento oportuno es, en primer término, milésimas de segundo antes de que brote el deseo de gritar "olé" al momento de ejecutar una suerte. Ni antes ni después en la ejecución de la misma, justo cuando nace la belleza de ese preciso instante.
En segundo término, cuando la fotografía muestre o refleje la manera de ser del protagonista que la integra, y no solamente disparar por disparar a diestra y siniestra, sino que el fotógrafo debe querer expresar sensaciones y momentos. Las fotos, estamos ciertos, se buscan y se construyen a partir de una realidad.
El arte fotográfico, como decía nuestro maestro de fotografía en la Universidad Panamericana, Andrés Nieto Garay, nace de convertir lo ordinario en extraordinario, y esto se logra, comentaba siempre el profesor, cuando a partir precisamente de una realidad el fotógrafo construye la imagen lejos de categorías comunes.
En la presentación del libro se hablaba también de la ráfaga y, partiendo de los conceptos expresados en esta columna, sirve para dar ilustraciones, pero lejos está del concepto artístico de la imagen y de la sensibilidad para construir o apretar el obturador en el momento correcto.
Finalmente, creemos que la base de todo esto es justamente la sensibilidad del fotógrafo. Y esto está más allá de la técnica, de la luz y los contrastes, encuadres o enfoques, que naturalmente no dejan de ser importantes. Al final del día, el arte tiene una técnica, una estética y un sentimiento.