Ignacio Garibay y Sergio Flores, compartieron el triunfo en la segunda y última corrida de la Feria de Primavera de Jerez, y lo hicieron al cortar dos orejas por coleta en una tarde en la que se dejó de manifiesto que existen junto al de Fermín Rivera, tres conceptos del toreo; cada quien firmó su estilo de toreros de calidad la tarde de este domingo en el ruedo de la plaza de toros "La Jerezana".

El cartel no tenía desperdicio alguno, pues estaba conformado por tres toreros que tuvieron un paso importante por la pasada Temporada Grande de la Plaza México, poseedores de un sello distintivo, que terminaron por convencer a  la afición que disfrutó del triunfal festejo. Sin alcanzar el triunfo por las fallas con la espada, Fermín Rivera ha toreado por nota, lo mismo que Garibay y Flores, que se encontraron con toros que cumplieron en términos generales de la ganadería de Gómez Valle.

Garibay, que regresaba a este escenario, y quien se recreó con elegancia en el saludo capotero al toro que abrió plaza, destacó en el quite por chicuelinas. Luego toreó con sitio y madurez en una faena que que fue un poco a menos. Los muletazos con hondura y profundidad los firmó el torero con la mano diestra, acompañándose de detalles pintureros que marcaron la diferencia. Errático con la espada, escuchó un aviso y saludó en el tercio

Delante del cuarto inició su trasteo muleteril con doblones para después encontrar la potabilidad del astado por el pitón derecho, en donde ha toreado con ritmo y temple, y sobre todo con mucha calidad. Comenzó a correr la mano, dando tiempo, y distancia al astado, para así aprovecharlo a cabalidad. Con largueza, hondura y temple, continuó la faena con la clase que atesora el diestro en su muleta y que pudo coronar con la espada, cortando dos orejas.

Sergio salió con la firme decisión de triunfar y volver a conquistar a la afición jerezana, y por ello, de salida, ha jugado los brazos con mucha cadencia al recrearse por verónicas que remató con vistosa revolera.

De hinojos y con muletazos por alto, comenzó Flores su faena, en los primeros pasajes con la diestra donde encontró la calidad, estructurando así una faena de calidad, de pases lentos, profundos, todos con temple. Flores ha demostrado que tiene conocimiento de los terrenos que pisa, y por ello, sabe estructurar faenas solventes, con detalles, buscando siempre la variedad y la conexión con el respetable que coreó con fuerza los olés al torero tlaxcalteca. Gran estocada dejó Flores por lo que cortó con mucha fuerza las dos orejas.

Con el sexto pocas fueron las opciones que tuvo Flores, pues el toro acusó debilidad, por lo que decidió quitarse el mal sabor de boca y regalar un sobrero de la ganadería de Puerta Grande que no tenía la presencia necesaria para ser lidiado en corrida de toros, y con el que el torero ha estado esforzado sin poder conseguir más.

Fermín Rivera estuvo breve con el capote, y en su quehacer muleteril, buscó extraer lo más posible por el pitón derecho a un toro que tuvo movilidad al inicio y que le permitió mostrar su toreo fino. Buscó los trazos por pitón izquierdo pero el toro protesto, y terminó por irse a menos. Faena de inteligencia en la que una vez más demuestra que el paso de los años ha fructificado, sin embargo, su talón de Aquiles sigue siendo el acero, pues falló en la suerte suprema, perdiendo así la posibilidad de cortar una oreja y escuchó palmas tras un aviso.


En el quinto toro del festejo Fermín Rivera lució con elegancia en el capote al ejecutar un quite por chicuelinas, para con la muleta firmar una faena completa por ambos pitones, cargada de la naturalidad de su toreo, y de esa verdad que imprime en cada trazo. Faena variada, con ritmo, y son, ante un astado que apuntó cualidades a la muleta del torero potosino, que después del buen sabor de boca falló con la espada para de nueva cuenta quedar cerca del triunfo; escuchó palmas.