Desde el barrio: Demagogo en serie
Martes, 22 Dic 2015
Madrid, España
Paco Aguado | Opinión
La columna de este martes
En un programa nocturno de la televisión española, un famoso personajillo mediático llamado Ricardo Mejide pero que se hace llamar Risto y se parapeta tras unas gafas de sol, se permitió hace unos días el lujo, y con total impunidad, de llamar "asesino en serie" a El Juli. Y no una sino varias veces, en su mismísima cara.
El rictus de rabia que se le quedó al torero de Madrid expresaba mucho más que las palabras que no usó y que la educación que le llevó a responder de una manera más civilizada que la que hubiera querido y que el tipejo este se merecía. Más o menos como unos meses antes había pasado en ese mismo programa con Francisco Rivera Ordóñez.
Quizá Julián, siguiendo con la simplona y demagoga regla de tres que el pedante catalán usó para insultarle así ("has matado más de tres mil toros"), podía haberle llamado a él estafador, timador, embaucador o ladrón, en tanto que, además de a hacer pretenciosos programas de televisión, este señor pasa por ser un brillante "creativo publicitario". O sea que, puestos a igualar su demagogia, se encargaría de motivar con sofisticadas tretas la venta y el consumo de productos de muy variada y dudosa procedencia.
No le hizo falta a Julián llegar a tanto, sino que su reacción fue la más indicada para la ocasión, tragándose la bilis y una respuesta del mismo nivel que le hubiera supuesto la calificación de agresivo y la crucifixión mediática. Aunque mucha gente echó en falta una actitud más contundente, bastante hizo el torero con mantener la calma dentro de su propia trampa, la que le llevó a solicitar una entrevista con este prepotente perdonavidas que ya se dio a conocer por soltar sus impostadas borderías a los cantantes en el famoso Operación Triunfo.
Pero la trascendencia del insulto del tal Risto trasciende el prestigio y el honor del propio Juli para afectar directamente a toda la tauromaquia. La premeditación y la alevosía con que este declarado antitaurino ha llamado a un torero "asesino en serie" delante de una audiencia masiva es un intolerable ejercicio de irresponsabilidad, por la gravedad de la falsa acusación delictiva y por lo que supone de clara incitación a la extendida violencia animalista.
Aunque se emitiera a la una de la madrugada y con una baja audiencia -afortunadamente la ubicación del programa hace honor a su hombre: "El rincón"- habría que ir pensando muy seriamente en parar este constante linchamiento mediático que sufre la fiesta de los toros, que parece ser la única actividad de este país a la que no llega el melifluo tratamiento de la corrección política.
Mientras el pensamiento único sigue subvirtiendo el lenguaje y su significado para no "herir sensibilidades", dando rodeos verbales para no llamar a las cosas por su nombre, todavía hay quien, sin ningún temor ni rubor, se puede pegar sobradas como la del tal Risto con El Juli, poniendo calificativos y usando términos acusatorios –“asesinato”, “tortura”…- cada vez que se refieren a un arte y a un rito que se salen de la comprensión de su pensamiento fascista e inquisitorial.
Pero ahí no quedó la cosa, puesto que este Ristillo, que, aunque no tiene empacho en ir a los toros cuando le invitan, anda estos días mostrado orgulloso en las redes sociales su papeleta de voto al PACMA -el partido que, según su lema, quiere "dar voto" a los perritos lamerones- aún soltó por su boca varias mentiras tan demagogas como él y que a muchos que se han indignado con la "pasividad" de El Juli parecen haberles pasado desapercibidas.
De tal forma que, para seguir echando mierda maniáticamente sobre el toreo, el demagogo insistió en esa burda manipulación de cifras que el famoso informe Bosch llevó al Parlamento Europeo como justificación del afán de prohibir las corridas de toros en Cataluña, en el que se ofrece la demencial cantidad de 600 millones de euros de subvenciones anuales a la tauromaquia, cuando la cruda realidad dice que estas no llegan ni a la trigésima parte.
Y, en busca también de demeritar el riesgo los de luces, aseguró literalmente que "desde que existen registros, sólo han muerto 55 toreros en los ruedos". No sabemos muy bien cuáles serán esos registros y donde los habrá consultado el tal Risto, pero echando un ojo al libro "Crónica de sangre", de Pepe Alameda, la lista de caídos por asta de toro, desde matadores a puntilleros, es de más de cuatrocientos desde la muerte de José Cándido en 1771 a la del novillero Lorenzo Lucena en 1962, a los que habría que añadir unos cincuenta más en las cinco décadas pasadas hasta nuestros días.
Ante tal despliegue de falsedades e insultos de un personaje de tanta suficiencia moral e influencia mediática, y para buscar un posible escarmiento ejemplar y de gran repercusión en la prensa, ya tiene la Fundación del Toro un claro objetivo para querellarse, ahora que parece que ha comenzado a mover tardía y lentamente sus engranajes.
Aunque se comenta por ahí que, sin darle tres cuartos al pregonero por el lógico sigilo a que obligan estas cosas, ya podrían haber contribuido a parar la declaración antitaurina de Baleares… La verdad es que no sería un mal debut.
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