El casi nulo juego de encierro de Xajay condicionó una noche de toros en la que todo estaba dispuesto, el clima, el ambiente en los tendidos, los toreros entregados...pero faltó el protagonista principal y, como decían los clásicos, para que haya guiso de liebre debe haber liebre , y no la hubo .

Tanto Sebastian Castella como Joselito Adame, con sus distintos argumentos y su plena disposición lo intenaron todo, remaron contra corriente con las condicones de cada toro de su lote y hasta regalaron cada quien un toro, pero pese a ello el festejo no terminó de tomar vuelo.

La corrida de Xajay, de correcta presencia y con toros de buenas hechuras, no correspondió a lo interesante de el festejo en el papel. Se antojaba un mano a mano interesante, y lo fue, pero faltó colaboración y acoplamiento, el triunfo esperado no llego pues , con sus matices, los ocho toros lidiados dieron en conjunto pocas prestaciones .

Pese a ello, Joselito Adame consiguió el corte de una oreja, la de su segundo enemigo de la velada, con el que estuvo igual de esforzado que con sus otros dos del lote y con el de regalo, pero a éste además lo mató de una certera estocada bien colocada recibiendo y la gente, animosa y dispuesta también, le agradeció el gesto.

Castella quemó las naves y buscó por todos los medios el lucimiento. Estatuarios, toreo de cercanías, pisando terrenos comprometidos, una faena de gran mérito a su segundo que tiraba gañafonazos peligrosos y nos dejaron ver que, pese a no contar con colaboradores como hubiesemos querido todos, el francés esta en un muy buen momento. Tuvo petición de oreja en cada uno de sus bureles.

Aun sin éxito numerico en cuanto al corte de orejas, la gente salió satisfecha pues dos profesionales en toda la extensión de la palabra sudaron el terno con compromiso y vocación.