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Se "echan al agua" en la playa de Acapulco

Miércoles, 03 Jun 2015    México, D.F.    Bernarda Muñoz | Foto: Chuypress   
Aspecto de esta atractiva iniciativa entre amigos
La empresa “Eventos Taurinos Fajardo” organizó el fin de semana pasado un par de becerradas a la orilla del mar, en el puerto de Acapulco, Guerrero, con la finalidad de disfrutar el toreo en un escenario diferente y donde se conjugaron belleza, naturaleza, arte y toreo.

Los dos festejos taurinos se celebraron en la bonita playa de Barra Vieja, en una improvisada "placita" con forma de media luna a la orilla del mar y  aunque nublado, con un poco de viento, la brisa y el oleaje de las aguas del pacífico hicieron que los chavales tuvieron una experiencia diferente.

En esta interesante aventura participaron los becerristas Cristóbal Arenas “El Maletilla”, Aarón Herrera “El Niño del Capote”, Sebastián Ibelles, Brayan Raya, Víctor Gallardo y Pepe Arroyo, todo bajó la dirección de los matadores José Luis Herros, Juan Luis Silis y Jorge López, quienes lidiaron becerros de las ganaderías de Santa Elena y Acapangueo.

El sábado los chavales pudieron realizar el toreo con gusto ya que los becerros permitieron el lucimiento, sobre todo en el de Acapangueo, destacándose la actuación de El Maletilla, quien a sus ocho años de edad goza de gran carisma, intuición y determinación para entender el toreo y quien al final fue el único al que le otorgaron un apéndice simbólico.

Y también destacó Sebastián Ibelles, quien dejó grata impresión al demostrar sus sólidos avances, sobre todo al resolver en la cara del becerro y pegar tres buenos muletazos que calaron en el ánimo del público y los otros jovencitos tuvieron buenos momentos y se pudieron divertir en medio de un gran ambiente taurino. Asimismo, participaron elementos del grupo de Forcados Amadores de Puebla, que hicieron varias pegas.

Al día siguiente, desafortunadamente los becerros resultaron toreados y no permitieron a los chavales y a los mismos matadores pegar ni un solo muletazo, ya que no hacían otra cosa más que irse al cuerpo de los toreros. Lástima porque se contaba con la presencia del veterano apoderado Rafael Báez y su esposa, el empresario y ganadero José Arroyo, quien acompañó a su hijo Pepito, quien tantas ganas tenía de echar capa, así como el empresario Raúl Ibelles, que iba acompañando a su nieto Sebastián.

Como antecedente, hace algunos años ya se había experimentado el toreo en la playa, tocando al matador Jorge de Jesús “El Glison” la oportunidad cuando filmaba un largometraje de su vida en las playas de Zihuatanejo, inclusive sufriendo una cornada en el muslo izquierdo y  fractura de tres costillas. Y en Europa, de manera más reciente, José María Manzanares ofreció con gran éxito una clase práctica en la playa de Postiguet de su Alicante natal.


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