Desde el barrio: San Isidro, feria del libro
Martes, 02 Jun 2015
Madrid, España
Paco Aguado | Opinión
La columna de este martes
Quedan apenas seis días para que finalice el espeso maratón taurino madrileño, así que, a falta de aún las últimas secuencias, ya habrá tiempo la próxima semana para analizar y sacar conclusiones de una feria con más orejas que faenas redondas.
Pero sí que se puede hablar ya de un aspecto cultural al que, entre las actividades paralelas del abono, no se ha dado la suficiente trascendencia y difusión. Y es que, de un tiempo a esta parte, la feria de San Isidro se ha convertido también en una feria del libro taurino.
Sin casetas de librerías y editoriales o sin autores de renombre internacional dedicando sus obras, como sucede también estos días en el parque del Retiro, en Las Ventas han sido varias mañanas de las muchas dedicadas a la programación cultural las que se han dedicado a los textos de toros.
En total, ha sido quince obras de muy distinto interés las que se han presentado –dieciséis si incluimos el interesante catálogo de la exposición sobre Ortega y Gasset y los toros– que vienen a demostrar que la literatura taurina sigue viva y sana aun en esta época tan difícil para el toreo y, sobre todo, para el papel. Sobre todo porque varias de ellas, de gran entidad y con sobrada calidad literaria y editorial, son obras que profundizan en muchos aspectos de esa inagotable fuente de inspiración que son las corridas de toros.
México no podía faltar en este despliegue editorial, y además con tres libros de mucha vitola, cuyas presentaciones llenaron las salas venteñas donde se presentaron al público español. El primero fue “Pancho Flores, el arte de la pintura taurina”, del amigo Beto Murrieta, donde se reivindica la figura de uno de los más grandes artistas de los lienzos toreros, porque supo reflejar con sus pinceles tanto la expresión de los reyes del ruedo como la propia bravura.
Después de Murrieta, Ricardo Torres nos trajo su semblanza de otro grande, del inolvidable Pepe Chafik –“Retrato de un ganadero triunfador”–, que se merecía ya que alguien pusiera negro sobre blanco su importancia y su trascendencia en la ganadería moderna a ambos lados del Atlántico. Y, por fin, de entre la producción editorial mexicana, llegó “Vida y lidia del toro bravo”, del maestro José Carlos Arévalo y editado por la ANCTL.
Con la sala Bienvenida a reventar, Manuel Sescosse y Carlos Núñez, los presidentes de los ganaderos de México y España, glosaron el magnífico texto del gran periodista y escritor español, que, como sucede en toda su obra, es un análisis tan profundo como sagaz de las causas y los porqués de este rito fuera del tiempo, así como un extenso y oportuno escaparate de argumentos en su defensa. Imprescindible.
De gran importancia, por su aportación al análisis histórico, es también “Garapullos por máuseres”, una exhaustiva recopilación de datos a cargo del hostelero Antonio Fernández Casado que sirve para reconstruir los avatares del toreo español durante los oscuros años de la guerra civil. Sin maniqueísmos, este otro prolífico autor taurino, arroja luz al secretismo y al silencio de tres años determinantes en la historia del toreo del siglo XX.
Para los amantes del dato y la estadística, el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid ha editado la obra “Plaza de toros de Las Ventas. 1931-2014”, en la que José María Sotomayor refleja, tarde a tarde, los aspectos numéricos de los miles de festejos celebrados en la primera plaza del mundo, con nombres, resultados, ganados, triunfos, cornadas y anécdotas de todos y cada uno de ellos.
Además de la recopilación de las mejores fotos de la dinastía Arjona, también editada y ya presentada en México, de la reedición de la deliciosa obra “Los amigos del toro”, de Andrés Martínez de León, a cargo de Bellaterra y de otros cuatro ensayos sobre distintos aspectos del toreo, otros dos libros de los presentados en Las Ventas estos días tienen un especial significado, por salirse de la norma.
Uno de ellos es “El amor con la mano izquierda”, una novela editada por Igriega que firma nada menos que un matador de toros, el madrileño Rodolfo Núñez, y que ha cosechado excelentes críticas; el otro es la edición en inglés de “Joselito, el verdadero”, que el productor cinematográfico Brian Harding ha traducido como “Joselito, the real deal”.
Lo ha editado, para el Club Taurino de Londres, Tristan Wood, que, emocionado con la historia dickensiana de José Miguel Arroyo, quiso traducirla a la lengua de Shakespeare, al igual que sucedió con el “Belmonte” de Chaves Nogales, porque cree que refleja los valores universales del toreo.
Y aún hubo más, porque en otros círculos alejados del anillo venteño, en el Círculo de Bellas Artes y el de Lectores, se han presentado también este mes de mayo “Diego Urdiales, retrato de pureza”, y “El corazón de los caballos”, de Pablo Hermoso de Mendoza.
En la primera obra, en lujosa edición y con cientos de fotografías, muy diversas firmas de dentro y de fuera del toreo se fijan en la figura del torero riojano y su apuesta por el toreo más puro, mientras que en el libro editado por Espasa el gran rejoneador navarro hace balance de su carrera y explica con sencilla sinceridad las claves de su íntima relación sicológica con los caballos que le han ayudado a sublimar el arte ecuestre.
Como ven, hay textos para todos los gustos, la mayoría tan sugerentes que le pueden servir al aficionado al toro y a la lectura –que los hay, y muy cualificados – para pasar todo un verano disfrutando de este resurgir de la literatura taurina en tiempos de crisis.
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