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Abroncan a Ponce en el Coliseo Yucatán

Sábado, 02 May 2015    Mérida, Yuc.    Juan Álvarez | Foto: Archivo         
Una tarde aciaga
Enrique Ponce, Arturo Saldívar y Juan Pablo Llaguno se estrellaron este día con un mal encierro de la ganadería de La Estancia, que al final dio al traste con la expectación generada, por lo que la terna ha tenido poco o nada para contar en casa y en cambio culminó con una bronca para el torero valenciano, esperado en esta tierra tras una ausencia de 13 años.

Ante un tercio de plaza, pírrica entrada para cartel tan atractivo, se corrieron seis toros de La Estancia, malos en general y de los cuales fue devuelto el que hizo cuarto, protestado por los aficionados por su presencia y sustituido por uno de Cerro Viejo que hizo cosas de corraleado.

El primero en el orden fue el valenciano Enrique Ponce, quien poco pudo hacer con su primero, un toro débil y descastado, que si acaso tuvo el don de la fijeza. Pocos  o nulos fueron los dividendos ante un toro que no quiso nada, ante el desánimo del diestro y los aficionados que fueron en busca de una faena del hispano.

Y con su segundo se vino la bronca. El toro, agalgado, alto de agujas y escaso morrillo provocó las protestas en las alturas. Apenas y se degustaron tres verónicas y pinturera media cuando cayeron los reclamos al usía Ulises Zapata que, en un acto de total contradicción si se toma en cuenta que el mismo aprobó ese astado, terminó por devolverlo a las corraletas.

Desde luego que las protestas desde el callejón tampoco se hicieron esperar porque a esas alturas era el único toro que había presentado movilidad aunque, a decir verdad, poco se le habría tomado en cuenta al torero ante la molestia a todas luces por la falta de trapío del astado. En definitiva, no era un toro para una figura como Ponce y una afición que lo esperó tantos años.

Salió entonces el sobrero de Cerro Viejo, un toro resabiado, sin atisbos  de querer embestir y si en cambio alargando la gaita, colándose de fea manera desde que Ponce se abrió de capa. Y como el escenario no era nada propicio, no hubo más que cortar por lo sano.

Arturo Saldívar tampoco tuvo tela donde cortar. Su primero se desplomaba en cuanto le bajaba la mano y punteaba cuando apenas e intentó cuidarlo. Lo mejor, su disposición por agradar, porque es un hecho que lo intentó.

Con su segundo, tampoco cambió el panorama. El castaño jirón dio pocas posibilidades de lucimiento. Pegando arreones, parándose a medio muletazo, terminó por redondear una tarde  que se tradujo en un auténtico despropósito.

Juan Pablo Llaguno lució por su entrega y buenas maneras con sus dos astados que tampoco se prestaron para el lucimiento pero con los que se prodigó. Sobre manera con su segundo que, si cabe, tuvo un poco de mayor movilidad, poniéndose pronto por encima de sus antagonistas para ser arropado por los aficionados. Lo dicho, una tarde para el olvido.

Ficha
Mérida, Yuc.- Corrida extraordinaria en el Coliseo Yucatán. Entrada un tercio de plaza. Seis toros de La Estancia, malos, devuelto el cuarto, protestado por su escasa presencia, y un sobrero de Cerro Viejo, malo. Enrique Ponce (grana y oro): Silencio y pitos. Arturo Saldívar (tabaco y oro): Palmas y silencio. Juan Pablo Llaguno (azul marino y plata). Silencio tras aviso y palmas. Incidencias: El toro sexto provocó un tumbo al picador Salomón Azpeitia. El aspirante César Domínguez fue ovacionado tras providencial quite a cuerpo limpio a su compañero Jorge Luna.


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