La tarde de este sábado, además de los que fueron a aplaudir a los suyos, sin duda también fueron a disfrutar de ese niño prodigio que es Cristóbal Arenas, a la monumental “Vicente Segura”, de Pachuca, en lo que ha sido el festival del cuarto aniversario de la Escuela Taurina Hidalguense “Jorge Gutiérrez”.
Y es que este niño no deja de sorprender, ahora enfrentando un ejemplar mansurrón y complicado de La Guadalupana, que arrollaba y con el que se jugó la voltereta. Y así, sacó oficio, tuvo la intuición para resolver, se prodigó cuando pudo robarle una tanda con la mano izquierda, en el único momento donde la res repitió porque después fue a buscar su querencia. Fue muy aplaudido cuando salió al tercio.
Luego, como regalo y cuando la tarde había caído, lidió otro ejemplar, justo de bravura, tardo en repetir las embestidas, pero con el que también estuvo voluntarioso, con cabeza y ejecutando muletazos con calidad que llegaron al público.
Abrió plaza Luis Manuel Castellanos, invitado de la Escuela Taurina de la Plaza México, que enfrentó un becerro con mucha calidad, fijeza y recorrido, de la ganadería hidalguense de Santos Cornejo. Bien a la verónica el chaval, se gustó cuando instrumentó una faena larga, de muletazos de todas las marcas pues la res lo permitía, rematando su labor con adornos y pases por delante.
Aquí salió el valeroso grupo de forcados femenil de Hidalgo, con Mónica Vogt a la cara, que de no ser por la cornamenta, tenían consumada la pega en el primer intento.
Pablo Vite enfrentó al primero de los novillos de La Guadalupana, que salió al ruedo con los pitones flojos por lo que la res se dolía en cada embestida, además de acusar debilidad. Bien a la verónica, con la muleta realizó una faena de menos a más, en la que le dio las pausas que requería el animal, que rodó en algunas ocasiones por la arena, hasta cuajar un trasteo macizo y sentido. Dio la vuelta tras pasaportarlo.
Víctor Gallardo enfrentó un novillo que además de tener un defecto en el pitón izquierdo, salió despitorrado del derecho. Lo lidió con el percal y con la muleta ha sacado muy buen son, temple, calidad y repetición el animal. Víctor trazó varias tandas con la mano diestra, de las que destacan dos de ellas, por lo que le fueron reconocidas en el tendido. Finalizó su labor con algunas bernardinas, cosechando una oreja tras una estocada apenas contraria, y ovación al animal en el arrastre.
Hubo una becerra que lidió Ernesto Romero “El Espontáneo”, de Apan, que aunque sosilla, tuvo ciertas cualidades que el incipiente alumno supo aprovechar. También salió Carlos Bravo, un poco más verde, que se esmeró en su quehacer, siendo ambos aplaudidos.
Regaló un novillo más el director de la escuela, el matador Luis Gallardo, también de La Guadalupana, al que toreó bien con el percal. El novillo tuvo importancia y cualidades como la fijeza, recorrido, clase, y Gallardo supo pegarle los pases hilvanados, en tandas largas que le reconoció la asistencia. Desafortunadamente lo pinchó hasta en tres ocasiones, pero dio la vuelta con el ganadero Juan Flores.