El novillero Héctor de Ávila salió en volandas tras su encerrona del pasado sábado en su natal Tenancingo, Estado de México, donde le cortó las orejas al último ejemplar de la tarde ante un magnífico ambiente y lleno en el lienzo charro de la localidad.

Fueron lidiaros, en este orden, novillos de Lebrija, Los Cues (2o. y 3o.) y La Venta de Romero, que en términos generales de dejaron, siendo el mejor el primero de la tarde, de Lebrija, que tuvo calidad.

Con el primero, De Ávila estuvo entonado con el toro logrando buenos momentos y toreo de calidad y despacio. Fueron varias tandas por ambas manos antes de fallar en tres ocasiones con la espada y dos descabellos, para saludar la ovación desde el tercio.

Con su segundo, un novillo serio que ocasionó la lesión de un monosabio en los chiqueros al romper la puerta, poco pudo hacer, ya que el tuvo poco gas y volvió a estar mal con el acero.

Ante el tercero, otro novillo serio, estuvo voluntarioso. El astado se rajó y se apencó en tablas, y poco pudo lograr con éste. Pinchó de nueva cuenta en varias ocasiones.

En el último de la tarde salio por todas y después de tres largas de rodillas logró lances que emocionaron al publico. Con la muleta aprovechó al máximo las condiciones del de La Venta de Romero, con un toreo alegre y con tandas sobre ambas manos lucidas. Por fin logró una estocada en buen sitio, de tal forma que cortó las dos orejas y salió en volandas.