Siempre se agradece el esfuerzo de hacer, dentro de la seriedad, espectáculos innovadores que le permitan al espectador que va por vez primera a la plaza, observar las emociones inigualables que depara una tarde de toros.

Esta noche en Juriquilla se presentó un espectáculo que buscó ensamblar la ejecución de tres intérpretes de dos artes con hondas y similares raíces, el arte del toreo y el arte del baile, el toque y el cante flamencos, y probablemente sirvió para darle a buena parte del público un primer acercamiento con la Fiesta.

En principio no fue tan bueno este primer contacto, tras iniciar el espectáculo con la lidia a la usanza portuguesa de un toro de Armillita Hermanos, que salió medido de fuerzas y al que le pegaron en demasía en el caballo (no hubo banderillas). Tras el castigo el toro sangró en exceso, perdió las manos y se quedó parado, por lo que Ignacio Garibay hubo de porfiar y dejar para el segundo toro una posibilidad más real de lucimiento.

El segundo acto consistió en un espectáculo de flamenco a cargo de Antonio Fernández “El Farru”, bailaor de dinastía y con gran fuerza interpretativa en el escenario.

El toreo nuevamente regresó a escena en el tercer acto con la lidia, también a la usanza portuguesa de un  toro de Barralva, que desde su salida mostró más posibilidades que el primero del espectáculo.

A éste sí lo pudo recibir Ignacio con un buen ramillete de verónicas, que dejó ver el gran gusto, y porqué no, el arte con el que maneja el capote el capitalino. Tras medirle el castigo, el de Barralva cumplió en el peto y llegó con mucho que toreársele a la muleta, e Ignacio lo sometió en varios pasajes para lograr despertar la emoción de propios (taurinos) y extraños en el tendido. Toreó con lucimiento por naturales bajo los acordes de la guitarra y el cante, lo cual le dio un toque y le creó una atmósfera distinta al trasteo.

Tras un largo lapso de tiempo en que se intentó regresar al toro a los corrales, salió finalmente Ignacio a recibir una ovación en los medios, acompañado de sus alternantes del espectáculo, El Farru y María Juncal.

Y fue precisamente María Juncal, que con su belleza, personalidad, técnica de flamenco puro y su gran carisma, le dio un broche de oro a esta celebración del toreo y el flamenco.

Solo queda esperar que ojalá haya algún despistado que haya salido esta noche de toros y flamenco en Juriquilla contagiado por el llamado "Mal de Montera".