Arrancó la temporada 2014 en la plaza de Provincia Juriquilla con una entrada un tanto sorprendente, dado el tirón de taquilla de Pablo Hermoso de Mendoza, que vio cómo se ocuparon solo dos tercios del aforo. Buena entrada, no tanto si se compara con otras comparecencias del caballero navarro, que en esta ocasión hizo el paseíllo al lado de Rafael Ortega, que se despedía de esta plaza, y Fermín Rivera, que hacía su debut en este escenario.

El primer toro de Pablo Hermoso tuvo que ser devuelto al partirse a la mitad el pitón derecho, tras estrellarse en la barrera de concreto al acudir a un cite desde un burladero de aviso; lo poco que se pudo observar anticipaba buen juego, aunque luego se tiende a decir que los toros que se inutilizan para la lidia son lo que iban a dar el mejor juego de la corrida. En cualquier caso, se corrió el turno y salió otro toro de Bernaldo de Quirós que fue de más a menos, sobresaliendo de la faena de Pablo el galope de costado alternando los lados con Disparate. Fue aplaudido tras dejar media ración del rejón de muerte y otro caído.

Su segundo ofreció similares condiciones, yendo a menos conforme transcurrió la faena, a pesar de que a ambos los pasó Pablo con un solo rejón de castigo. En éste sobresalió en banderillas dando el pecho de Viriato, al igual que en un par a dos manos montando a Pirata.

Tras un pinchazo y otro rejón trasero y caído ocurrió una escena que provocó división de opiniones, ya que al desmontar a Pirata, quedaron tanto Pablo como su caballo observando la agonía del toro, que al sentir la presencia del equino le embistió, a lo que respondió Pirata soltando mordidas al morrillo del toro. El momento se prolongó quizá más de lo debido, con la anuencia de Pablo, lo que finalmente dividió las opiniones entre los que festejaron el hecho y los que lo consideraron una falta de respeto al toro que agonizaba. Finalmente salió Pablo a saludar al tercio con la consabida división, una pena, dado el mérito de la faena.

Y quien salió a hombros fue Rafael Ortega, que vio cómo su primero también se despitorró –en el mismo burladero que el primero de Pablo-, apenas después de tomar la muleta para iniciar el trasteo. Tuvo que abreviar al escuchar las protestas de la gente y ante la imposibilidad reglamentaria de poder ser regresado el toro.

Afortunadamente el sorteo le deparó el toro de mejor juego de la corrida, que salió en quinto lugar y tuvo clase y recorrido. Desde el capote lo toreó Rafael con gusto a la verónica, y tras el breve castigo en varas le ejecutó un quite por navarras que resultó lucido, igual que resultaría lucido el tercio de banderillas. Con la muleta aprovechó las buenas condiciones del de Los Cues por ambos pitones, dejando también, fiel a su estilo, algunas concesiones para el tendido. Lo cierto es que la gente se le entregó y pidió para él las dos orejas tras pasaportar al burel de tres cuartos de espada en buen sitio, dando después una emotiva vuelta bajo los acordes de "Las golondrinas".

Por su parte, Fermín Rivera no pudo lucir como hubiera esperado en su debut en Juriquilla, esto debido al juego que ofrecieron los dos toros de su lote. Su primero fue un toro suavote al que había que pisarle el terreno y llevarlo a media altura, lo que evidenció desde su salida al imposibilitar el lucimiento con el capote. Fermín hizo lo que correspondía con la muleta y fue aplaudido tras dos pinchazos y una estocada trasera.

Lamentablemente el que cerró plaza fue un manso que no quiso saber nada en el último tercio. Estuvo Fermín largo rato intentando lucir, intentando auténticamente sacar agua de una piedra, aunque evidentemente no pudo ser. Estuvo acertado con el acero y dejó una buena estocada, suficiente para hacer doblar al toro y no alargar la lidia de un toro sin mucha historia. La gente le agradeció el esfuerzo y le tributó palmas, justo momentos antes de ver la salida a hombros de Rafael Ortega, que tuvo una emotiva despedida en Juriquilla.