Mal rato hicieron pasar novillos y novilleros a los cerca de diez mil espectadores que acudieron esta tarde a la monumental de Manizales. Novilleros dispuestos, pero con menos de lo que se esperaba de ellos, y novillos sin arrestos físicos para dejar estar a los novilleros.
Lo más destacado de la tarde fueron dos soberbios pares de banderillas al sexto de Jhon Jairo Suaza “Chiricuto” y de Jaime Mejía. Lo demás, apenas resiste una reseña.
Santiago Gómez en el primero estuvo dubitativo y escaso de recursos, y si a eso le sumamos la poca nobleza del novillo, quedamos en deuda. En su faena de capote, a punto estuvo de ser cogido en dos ocasiones, y no logró controlar el miedo a lo largo de la faena. El novillo tiraba derrotes al final del viaje, pero hay que decir que pocas veces vió la muleta adelante para ir tras ella.
En el cuarto cambió la actitud, pero no las maneras. Puso mucho corazón y hasta ese momento, y quizás en la tarde, consiguió las series con más ligazón, que no con más temple. La poca fuerza del novillo apenas permitió que los pases se dieran a media altura, y Santiago se embarulló cuando más fresco tenía que estar. Con la izquierda se abona que adelantó mejor la muleta, pero el toro ya no hizo caso y terminó de desordenar la lidia. Saludó desde el tercio después de un pinchazo y una estocada trasera y tendida.
Luis Miguel Castrillón, novillero a punto de alternativa, hoy desplantó en exceso y toreo más poco de lo que su temporada y sus pergaminos le pedían. Eso si, con el capote sigue teniendo soltura y temple. En el segundo se esforzó inútilmente porque el novillo se rehusó a pasar por la muleta más de dos veces. No hubo ni una serie con más de dos muletazos.
En el quinto, Castrillón estuvo de nuevo muy templado a la verónica, y afortunadamente algo dejó ver de nuevo en el primer tercio, porque a la muleta el novillo llegó sin codicia y apuntó con más crudeza la falta de clase y raza. A toro parado conviene abreviar en las mejores familias, pero al pueblo pan y circo y a falta de toreo, bien llegan los desplantes, eso fue seguramente lo que pensó Luis Miguel, porque otra cosa parecía decirle José Antonio Campuzano. Este sabe, el otro apenas empieza. De menos a peor, todo quedó en silencio.
Santiago Sánchez Mejía no pudo rubricar esta tarde lo hecho en octubre en la feria del novillero, cuando ganó el puesto para esta novillada. La faena al tercero no tomó vuelo, a pesar de que algunos naturales, de uno en uno, tuvieron calidad. Disfrazó con un metisaca un golletazo que pocos vieron. Escuchó un aviso.
El de cierre le cogió y se fue a la enfermería al final del festejo con un puntazo en el muslo izquierdo. Ni siquiera enrrabietado logró ajustar la distancia. Y cuando se presenta el muslo antes que la muleta, no se puede esperar que haya lucimiento y que se evite el peligro. No disfrutó el novillero, y tampoco disfrutó el respetable.
Manizales se viste de luces para recibir en el tendido a los niños que son el futuro de la fiesta, y junto a los pares de banderillas de Suaza y Mejía, la presencia abundante de niños en la plaza fue lo mejor de la aburrida tarde. Lástima que lo que sucedió en el ruedo no haga mucha afición.
Plaza de Toros de Manizales. Novillada de feria. Tres cuartos de estrada en tarde soleada. Novillos de Cerrobermejo, de buena presentación, escasos de fuerza y juego desigual. Pitados 1o, 2º, 3º y 5º. Aplaudido el 4o. Santiago Gómez (Burdeos y oro): silencio y saludo tras petición. Luis Miguel Castrillón (tabaco y oro): Silencio en su lote. Santiago Sánchez Mejía (negro y oro): Silencio tras aviso y silencio tras dos avisos. Incidencias: Saludaron en banderillas Jhon Jairo Suaza y Jaime Mejía tras parear al tercero y al sexto.