Ante una entrada regular y clima agradable, se lidió la tercera corrida de la temporada taurina en Tijuana. El triunfador fue el ganadero de San Lucas, Ignacio García Villaseñor, que mandó un encierro muy completo en cuanto al juego de sus toros; en el ruedo, Fermín Spínola cortó dos orejas y se alzó como el torero que se llevó el "gato al agua" al pasear el mayor número de apéndices.
En efecto, pocas veces destacamos el trabajo de un ganadero, pero esta vez hay que darle el mérito a la ganadería de San Lucas que lidió cinco toros para cortarles las orejas; fueron toros emotivos, con buen motor y muy completos en cuanto a juego.
Fermín Spínola, que desorejó al corrido en quinto lugar, "El Cazo", se vio dispuesto desde el saludo al torear de capa; con las banderillas puso al público en pie, ya que logró tres estupendos pares clavando en todo lo alto.
Con la muleta toreó con suavidad al de San Lucas, que por cierto fue un toro de dulce por el pitón derecho, lado que aprovechó bien el torero; la faena tuvo sus altibajos, pero esta vez fueron más los momentos de emoción que aunados con algunos desplantes del gusto de la afición hicieron que esta se rindiera al momento en que coronó Fermín su faena con una estocada en lo alto, que le valieron dos orejas.
Con el corrido en segundo lugar, "El Catrín", Fermín fue avisado de salida por el toro que éste no le iba a permitir dudas y le pidió el carnet de matador de toros. El de San Lucas fue un toro bravo, emotivo y con buen estilo y requería no dudarle e irle para adelante, cosa que Spínola logró por momentos. El toro se fue para arriba y el torero se fue en silencio.
Angelino de Arriaga se presentó en Tijuana, dejando buen sabor de boca; demostró que es un torero joven, pero que está muy puesto con el toro y le cortó una oreja al que cerró plaza, "El Cantarito", al que toreó bien de capa, haciendo un bonito quite por chicuelinas.
Lo banderilleó decorosamente y con la muleta logró ejecutar los muletazos más limpios y templados de toda la tarde, mató de una entera en buen sitio y le concedieron la oreja. Con su primero, que fue de la vacada de San José, puso empeño y ganas, pero el soso toro dejó ir cualquier esperanza de triunfo.
Manolo Mejía fue el más afortunado en el sorteo. Le tocaron dos toros para desorejarlos, de bandera, pero en medio de su técnica y oficio se le vio aburrido y con escasos deseos de triunfo. Le cortó una oreja al corrido en cuarto lugar, "El Soldado", un toro noble por ambos pitones y que el público poco pudo ver; se fue con una estocada en buen sitio que le valió a Mejía cortar una oreja benévola.
Con el astado que abrió plaza, "El Nopal", se le vio con oficio para resolver, pero frío en sus procedimientos y no logró calentar al tendido.