Liber taurus: Joselito al desnudo
Viernes, 15 Jun 2012
Quito, Ecuador
Santiago Aguilar | Opinión
La columa de este viernes
"De no haber peleado por ser torero, a estas alturas estaría en la cárcel o me habría muerto de sobredosis. Es algo que repito siempre porque a los doce años, cuando perdí a mi padre, mi vida estuvo a punto de caer en un pozo de delincuencia y drogas. Y no es una frase hecha.
"Ahora que ya estoy retirado de los ruedos, cuando por primera vez en mi vida tengo una familia estable y disfruto de lo que gané delante del toro, siento la necesidad de desahogarme, de contar todo aquello que viví".
Estas conmovedoras palabras marcan el inicio del libro "Joselito, el verdadero", impresionante obra autobiográfica de José Miguel Arroyo, torero de época que gobernó la fiesta de los toros durante varios lustros; obra trascendente de la literatura taurina contemporánea que surge de la experiencia vital del genial torero referida con desgarradora sinceridad a su amigo, el brillante escritor y periodista Paco Aguado, que con capacidad y afecto, traslada al papel el pensamiento y el sentimiento del ser humano y del artista.
El texto contenido en ocho capítulos, en algo más trescientas páginas nos conduce por un emocionante recorrido en el que se explora la dolorosa niñez del artista devenida por las carencias afectivas y materiales propias de los hogares desestructurados, pues Arroyo, debió crecer asumiendo el abandono materno, bajo la compleja potestad de un padre biológico que caminó la vida por los tórridos atajos del tráfico de drogas, con los ineludibles lapsos en prisión y los consecuentes quebrantos de salud que a la postre determinaron su prematura muerte.
Joselito se refiere a sus años infantiles con sorprendente humor, narra su vida en el madrileño barrio de La Guindalera, diríamos que con inocente alegría, como disfrutando aquellos tiempos en los que la calle fue una escuela de vida en la que imperó la ley del más listo, del más fuerte, del más astuto, del más inteligente. Uno tras otro surgen los episodios del toma y daca que el muchacho se plantea con la sociedad y el mundo real para, poco a poco, armar una complicada personalidad acuñada por la soledad, la ira y la tristeza, hasta que encontró el toreo y con él, su futuro.
Los años de la esquina y el barrio, por lo tanto, forman parte de la estructura psicológica de un ser humano que supo alimentarse del sufrimiento y la disfunción social para convertirlos en una inmensa fuerza interna y en una arrolladora capacidad de expresión manifestadas más tarde en los ruedos y con los engaños en sus manos, para sacudir los moldes del toreo de aquellos tiempos.
Joselito el verdadero nos impregna de la España profunda, de los ambientes capitalinos populares que coexistían con los no muy lejanos sectores adinerados que afamaron a la urbe, ocultando el madrileñismo de base del que surgieron varios de sus mayores talentos; el relato subraya los graves problemas colectivos, logra individualizarlos permitiendo que el biografiado nos conduzca por un apasionante camino en el que los instintos, la fuerza de voluntad, el querer ser y el apoyo oportuno, determinaron el rescate de un ser humano y el nacimiento de un fenómeno.
El torero y el periodista, poco a poco, con despaciosidad y temple, completan la esencia de la obra, trasladándonos en forma silenciosa, sin perder el emocionante hilo conductor de la vivencia de los años en los que se formó el hombre, a la durísima fragua del lidiador. Allí en la Escuela Taurina de Madrid, a yunque y martillo, día a día se forjaron los valores éticos, los conocimientos técnicos y la capacidad de sacrificio, indispensables para el cabal ejercicio de la profesión. En este lapso surge la providencial figura de Enrique Martín Arranz, director del centro de formación que sabe acoger y conducir a Joselito al punto, que por su influencia en el diestro, este le llega a considerar como su padre.
La segunda mitad de la publicación revela entonces, con impresionante honestidad el aprendizaje, la lucha interna, los triunfos, las heridas, los fracasos y una implacable terapia de introspección y autocrítica del coleta que buscó la excelencia artística y la perfección técnica, bazas que le convirtieron en primera figura del toreo; capítulos sobresalientes que conforman un auténtico tratado de tauromaquia.
"Joselito, el verdadero", rompe mitos y desnuda a un hombre y a un torero: José Miguel Arroyo, el relator, y Paco Aguado, el escritor, nos entregan un libro histórico, una obra indispensable para entender mejor la fiesta de los toros.
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