Federico Pizarro comentó su actuación en la plaza "El Centenario" de Tlaquepaque, donde indultó al nobilísimo "Lebrijano" de Pepe Garfias después de cuajar una faena larga y de gran temple que fue del agrado del público.

-¿Qué opinión te merece el juego que dio "Lebrijano"?

-Fue un toro muy bueno, porque además de noble tuvo una gran duración. Cumplió en el caballo y si sólo recibió un puyazo medido fue porque así se lo ordené yo al picador. Después embistió con mucho estilo de principio a fin?

-¿Para ti era de indulto el toro de Pepe Garfias?

Sí porque embistió más de ochenta veces muy entregado y con la misma nobleza. Un toro que te permite torear así debe tener el premio del indulto. Es un toro de los que llaman los ganaderos "de vacas".

-¿En qué momento pensaste que podía ser indultado?

-De mitad de la faena hacia adelante, cuando sentí que el toro en vez de desfondarse había ido a más y embestía cada vez más despacito y con gran temple. Fue ahí cuando el público comenzó a pedir el indulto y creo que el juez tardó en concederlo pero se dio cuenta que debía perdonarle la vida al toro.

-Cuando dabas la vuelta al ruedo había un mínimo sector de la plaza que no estaba de acuerdo con el triunfo que obtuviste, ¿qué piensas de su actitud?

-Yo soy respectuoso del público y de las diferencias de opiniones, aunque al final creo que fueron más las personas que me aplaudieron en la vuelta al ruedo que aquellas a las que no les pareció lo que habían visto, y esto es lo que me deja satisfecho.

-Parece que torear para esta Fundación Los Ángeles Taurinos te trae suerte, pues has indultado ya dos toros en sus festejos...

-Es verdad. El de La Joya en Zihuatanejo y éste de Pepe Garfias en Tlaquepaque. La verdad es que tanto Tomasina como Joe Esformes son grandes amigos, y esa bondad que tienen para ayudar a la gente a mi me ha traído buena suerte. De hecho, en las dos ocasiones le brindé la muerte (que nunca llegó) de esos dos toros a un hijo de Joe que se llama John. Es como un talismán en estas corridas (risas).