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Brilla el sentido de la responsabilidad (video)

Domingo, 25 Mar 2012    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | Foto: Cortés Navia           
Se llenó la monumental y Hermoso cortó dos orejas de ley
Con el ambientazo que había en la monumental, que lucía llena y hermosa, la terna no podía dejar de entregarse ni un ápice, y fue precisamente Pablo Hermoso de Mendoza el que enarboló la bandera de la responsabilidad para capitanear a sus compañeros de a pie –Rafael Ortega y Arturo Macías– que también hicieron lo indecible en busca del triunfo. Un resultado que, al final del largo festejo (que incluyó dos toros de regalo), sólo favoreció al rejoneador navarro que salió a hombros en solitario.

Lo suyo hubiese sido que Ortega acompañara a Pablo en la salida triunfal por la puerta grande, pero una decisión equivocada del juez de plaza, Carlos Ibargüengoitia, se lo impidió al negarle la segunda oreja del séptimo toro, con el que el tlaxcalteca se prodigó sin reserva.

Y es que hoy, lamentablemente, el juez pecó de rigorista, prácticamente a partir de que comenzó a lanzar bocinazos a los picadores cuando sobrepasaban las rayas del tercio (que son tan mustias como absurdas, ya que si tuvieran razón de ser también se pintarían en las plazas de las ganaderías, donde se realiza la verdadera prueba la bravura de las reses durante su selección en las tientas).

Desde luego que no resulta fácil presidir una corrida de éstas, pero es, precisamente, cuando el juez debe estar más atento al desarrollo del espectáculo y evitar ser el detonante del desorden con actitudes que obliguen al público a interesarse por el palco, una localidad de la plaza que siempre debería de pasar inadvertida para la masa que llena un coso, como ocurrió el día de hoy, cuando acude mucha gente que quizá no había ido a los toros nunca antes en su vida.

Con esto tampoco quiero decir que el juez debe de hacerse de la vista gorda y tener manga ancha a la hora de otorgar trofeos, sino simplemente de ser sensible, justo y, en suma, buen aficionado, capaz de conducir la corrida con equilibrio.

Al margen de estas consideraciones, retomemos el hilo de una corrida con diversos vaivenes de emoción. En este sentido, Hermoso aportó una gran cuota, casi una década después de no venir a esta plaza, cuya feria de septiembre siempre coincide con uno de los meses más ajetreados de la temporada europea.

El toro que abrió plaza, de Los Encinos –como fueron los dos de rejones– tenía hechuras para embestir y embistió. Galopó con franqueza y Pablo lució montando a "Estella" de salida, a lomos de la que clavó dos expuestos rejones de castigo.

En banderillas estrechó los embroques cuando se dio cuenta de que el toro era muy sensible y se abría mucho en los quiebros, lo que obligó al navarro a clavar una primera banderilla demasiado caída. Pero a partir de entonces se ciñó con mucha torearía y clavó como mandan los cánones del toreo a caballo: yendo de frente y dando el pecho del caballo. Y sobre los lomos de "Ícaro" cosechó las ovaciones más sonoras, cuando galopó de costado, encelando al toro con el hocico de esta maravilloso caballo.

Luego estuvo un tanto errático al clavar y no terminó de redondear la faena como se esperaba, quizá un poco desconcertado de que hacía las suertes con pureza y a la hora de colocar los palos, éstos rebotaban en el morillo del toro y caían a la arena.

Lo mismo le ocurrió a la hora de matar, cuando colocó un feo metisaca que hizo doblar al toro de inmediato. Y entonces, todo el entusiasmo del público, que había estado muy atento a sus evoluciones ecuestres, terminó diluyéndose.

Mención especial merecen los Forcados de Mazatlán, el grupo mejor conformado de cuantos existen en México hoy día, tanto por la calidad de sus integrantes como por el surgimiento de nuevos forcados, como es el caso de Fernando Enciso, que cuajó una soberbia pega en la que brilló el temple, la naturalidad y la cadencia con la que descolgó los brazos de la cadera para asirse de los pitones, encunándose con una asombros precisión que rayó en lo artístico. ¡Porque los forcados también son toreros! Lástima que la ovación no se prolongó en lo que hubiese sido una aclamada vuelta al ruedo en compañía de Hermoso, que está siendo más transigente en determinadas corridas en las que ha permitido la participación de forcados. Nada le quita.

Y aunque esta disciplina existe en Portugal como un complemento importantísimo de las corridas de rejones, al ser la parte final de la lidia de los toros antes de que vuelvan al corral tras la actuación de los cavallerios, en México la costumbre es otra y gracias a ello existen muchos grupos de forcados, un espectáculo paralelo a la lidia.

Nadie esperaba que el cuarto toro fuera a desarrollar tanto genio, y mucho menos que tuviera un pajazo en un ojo, lo que puso cuesta arriba las cosas al navarro. Fue así como se vio obligado a echar mano de todos sus recursos –que son muchos– para afrontar la papeleta con hombría y una gran destreza ecuestre a lo largo de una lidia dinámica, expresiva y rotunda, que estuvo a punto de costarle un disgusto.

El percance se mascó a cada palmo de la faena, casi desde el momento en que resbaló montando a "Garibaldi", un potro debutante, hijo de "Sármata", que resbaló en esa zona del ruedo que urge acondicionar, y en la que en años anteriores otros rejoneadores (Gastón y Rodrigo Santos) han sufrido caídas que han desembocado en percances.

La emoción se apoderó del público que ya no perdió detalle de la faena de Hermoso, que tenía que estar alerta a los arreones del toro de Los Encinos, al que era preciso ganarle la intención de todas, todas.

Expuso una barbaridad montando a "Baroja", y también en los embroques finales, cuando clavó cortas sobre "Pirata". A la hora de entrar a matar lo hizo galopando con mucha concentración y el rejón de muerte quedó en el sitio perfecto para hacer rodar al toro sin puntilla, patas arriba, en medio de la histeria colectiva que se tradujo en la concesión de dos orejas (inexplicablemente, el juez tardó en conceder la segunda), lo que supuso un triunfo de esos muy trabajados en los que el toro hizo pensar mucho al torero y hasta sudar la ropa. Así fue como Pablo trocó la faceta de artista por la de poderoso guerrero, y acabó imponiendo su veteranía.

Decía líneas arriba que Rafael Ortega había estado muy bien toda la tarde, sobre todo toreando con el capote. Y fue hasta el toro de regalo en el que pudo ligar mejor las serias, aunque ya con el primero, el único toro bueno de Marrón, corrido en segundo lugar, bosquejó un buen inicio de faena.

Pero ni siquiera la fulminante estocada sirvió de mucho a la hora de que se pidieron las dos orejas del toro, de las que sólo recibió una y tuvo que conformarse.

En el mismo tenor de entrega estuvo Arturo Macías, que les embistió a sus toros de manera frenética y pegándose un salvaje arrimón en faenas donde tuvo que hacerlo él todo, y robarle pases a los toros en distintos terrenos.

La gente se involucró mucho con el afán de triunfo del hidrocálido, que debió haber recibido la oreja del sexto tras haber ejecutado una excelente estocada. El gesto de dureza del palco de la autoridad ya estaba marcado, y no hubo forma de hacer que el juez entregara la oreja que pidió la gente. Huelga decir que Arturo enfermó de rabia.

La gente salió contenta de la plaza, pero tal vez no satisfecha del todo, y los toreros con la frente en alto después de haber estado a la altura de la magnífica expectación, porque cumplir cabalmente con su responsabilidad dejó tranquilas sus conciencias.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Corrida de primavera. Lleno en tarde espléndida. Dos toros de Los Encinos para rejones (1o. y 4o.), bien presentados, uno bueno, el primero, y otro muy complicado. Cuatro de Marrón, disparejos en presentación y hechuras, de poco juego en su conjunto, de los que únicamente sobresalió el 1o. por su calidad. Dos toros más de regalo, terciados y sosos, uno de Pepe Garfias (7o.) y Puerta Grande (8o.), respectivamente. Pesos: 534, 450, 520, 561, 477, 481, 451 y 456 kilos. Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas y dos orejas. Rafael Ortega (rosa y oro): Palmas en su lote y oreja con fuerte petición en el de regalo. Arturo Macías (verde botella y oro): Silencio, ovación tras petición y ovación en el de regalo. Al finalizar el paseíllo la empresa, en combinación con los toreros, hicieron una donación de mil 500 canastas a gente afectada por la sequía. El forcado Fernando Enciso, del grupo de Mazatlán, realizó una gran pega al primer intento y fue ovacionado. Destacó en varas Ignacio Meléndez, que picó bien al 6o. Fueron multados, de manera rigorista, los picadores Fermín Salinas e Ignacio Meléndez por picar sobre las rayas del tercio. El gobernador del Estado, Miguel Alonso Reyes presenció la corrida desde una barrera de primera fila y recibió un brindis de Ortega.


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