Con el corte de dos orejas al quinto toro de la noche, Pablo Hermoso de Mendoza se convirtió en el máximo triunfador de la corrida de Provincia Juriquilla, en la que El Juli cortó un apéndice, mientras que Gerardo Adame y Diego Silveti fueron ovacionados.

Es de admirar que tras casi 13 años de hacer temporada en nuestro país, Pablo siga manteniendo su tirón de taquilla y una cuadra que ha ido generando nuevas figuras para sustentar lo anterior. Ello más su innegable carisma, han hecho de Juriquilla una plaza talismán para el caballero navarro.

Su faena al segundo al quinto de la noche fue un portento de técnica, mando sobre el toro y detalles que hilvanaron las suertes con sucesión de continuidad, para que no decayera el interés de la gente. Y es que si fue bueno el de Los Encinos, hacía falta tener un torero enfrente- Pablo lo es, incluso equiparando técnicas del toreo a pie con el de a caballo- que lo entendiera, y como sucede también, que lo hiciera ver mejor.

Recibió con dos rejones de castigo montando a "Pirata" y rodando con el toro para irlo enterando, para después en el tercio de banderillas lucir con "Chenel" en el galope a dos pistas y en arriesgados 'trincherazos', pasando por la zona de los adentros y en la mínima distancia. Luciría después con "Dali", entregando el pecho y resolviendo toreramente para que el de Los Encinos rozara casi con los pitones el anca del caballo.

Para oficiar con el rejón de muerte recurrió nuevamente a "Pirata", y tras clavar una ración entera y trasera, recibió el merecido premio de las dos orejas, que paseó efectivamente como sintiéndose en casa. Lástima del subalterno español de su cuadrilla, que pensó que estaba en una plaza de quinta y encaró al juez para "presionar" la conseción del rabo.

En su primero, justo de presencia, no pudo lucir ya que aparentemente el toro tenía algún problema en una de sus patas, y para más inri lo pasaportó con un rejonazo defectuoso.

El torero de Madrid, Julián López "El Juli" fue el otro triunfador del festejo al obtener una merecida oreja en el segundo de su lote, tras una faena plena de dominio donde consiguió alargar las embestidas y mostrar ese sitio al alcance de pocos.

El de Los Encinos, como casi todo el encierro, tuvo la fuerza justa y el recorrido medido, y sin embargo Julián lo obligó a ir más allá y le sacó hasta el último atisbo de embestir, sobre todo cuando consiguió dosantinas ligadas y naturales de vuelta entera, utilizando también los muslos como carnada para obligar al burel.

Tras recurrir a su tranquillo muy personal para ejecutar la suerte suprema, dejó una estocada trasera y desprendida, tras la que el toro tardó hasta cinco minutos para doblar, razón ésta para que el premio quedara solo en una justa oreja, premio que no agradó al torero y su cuadrilla, pero acorde a mantener un nivel serio en el palco de la autoridad. Julián es una primera figura del toreo mundial y no necesita premios "artificiales".

Su primero, falto de clase y fuerza, no le permitió el triunfo, ya que se aunó a la falta de transmisión del toro que falló al primer intento con la espada, otra vez tirándose trasero por el pequeño salto que utiliza en el momento del embroque.

Gerardo Adame mostró que tras el percance del cual se está recuperando, su valor y clase siguen intactos, mostrando de lo primero ante ambos toros de su lote y de lo  segundo sobre todo en el inicio de faena en el tercero de la noche, que aunque hizo albergar esperanzas, como la generalidad de la corrida se fue apagando.

Queda de cualquier manera intacto su crédito ante la afición de Juriquilla, ante el cual por cierto mostró variedad con el capote y rememoró al maestro Jesús Córdoba en un quite por cordobinas. 

Quien también estuvo esforzado y a punto estuvo de triunfar, de no ser por sus fallos con la espada, fue Diego Silveti, que pudo haber tocado pelo en el cuarto de la corrida, con el que realizó una faena que mantuvo el interés de la gente y mostró esa clase que hace rememorar al Rey David y que le mantiene como una carta fuerte de la joven torería nacional. A cambio de un premio escuchó una ovación tras dos avisos.

El octavo de la noche no permitió mayores florituras por lo que regaló un noveno, que repitió en su juego el mismo guión del anterior. Fuerte ovación de la gente, que mantuvo el interés tras casi cuatro horas de corrida.