La calidad de ídolos populares de la que gozan los toreros en Ecuador se mantiene vigente, y prueba de ello fue la entrega del público con David Fandila "El Fandi", una especie de rock star del toreo que formó un auténtico alboroto y conmocionó a la gente durante la lidia de sus dos toros.
El festejo se desarrolló en medio de distintas muestras de apoyo a la Fiesta, y tuvo su momento culminante cuando un centenar de aficionados y profesionales irrumpieron en el ruedo a mitad del receso para hacer valer su derecho a la libertad, en otra manifestación que resume el grave daño que la prohibición de la muerte del toro en el ruedo está ocasionando no sólo a la corrido, sino a todo cuando está alrededor de esta actividad taurina.
El vigor de las protestas seguramente harán reflexionar al gobierno, pues no es sano tener a raya a una minoría; gente del pueblo, de distintos estratos sociales y económicos, que ha sufrido en carne propia este absurdo que supone la actual ordenanza.
Así que se puede afirmar que la actitud de los toreros durante toda la feria ha sido determinante para paliar este autoritario zarpazo a la libertad de tener una lidia íntegra.
En este sentido, la actuación de El Fandi fue otro motivo de alegría por parte del público, que ha tratado de poner buena cara al mal tiempo, y luchar sin miramientos por su espectáculo.
Aunque ninguno de los dos toros de su lote se prestaron demasiado al lucimiento, el granadino no escatimó esfuerzo alguno para hacer explotar el entusiasmo, cuyos pasajes de mayor emoción se vivieron cuando cubrió los tercios de banderillas.
Soberbios pares de banderillas clavó El Fandi, encontrando toro en todos los terrenos, dejándose llegar los pitones de los toros hasta el chaleco y rematando las suertes con vistosos galleos que levantaron al público de sus asientos.
Las faenas discurrieron por el sendero de la variedad y los recursos, y tuvo más calado la del cuarto, un toro bien hecho y con trapío, que embestía por afuera en la zona de las tablas. Ahí le robó pases de todas marcas que culminaron en la concesión de dos valiosas orejas.
Iván Fandiño no se quería quedar al margen del triunfo en esta plaza en la tarde de su confirmación de alternativa simbólica, y trazó dos faenas distintas a medios toros, que sirvieron más cuando el torero vasco les hizo las cosas con más suavidad y temple.
Un par de naturales sueltos, de magnífica factura, al ejemplar que abrió plaza, fue un ligero bosquejo de una labor enfibrada, nerviosa y hasta recia, que pudo haber tenido mejores resultados.
Si el quinto apenas y había servido, el de regalo, un toro de la ganadería colombiana de Juan
Bernardo Caicedo, tampoco favoreció el toreo de Fandiño. No obstante, le buscó las vueltas en una faena irregular en la que brilló su entrega hasta conseguir la otra oreja que le posibilitaba la salida a hombros al lado de El Fandi.
Fiel a su nuevo concepto artístico, Alejandro Talavante se sinceró en dos faenas técnicas, sólidas y de buen acabado, sobre todo la última que tuvo dos partes bien diferenciadas hasta que el toro se paró y el extremeño le puso los mulsos como carnada, en un tremendo arrimón de esos a los que está acostumbrado. De haber tenido más fuerza y bravura los toros de Talavante, otro gallo le hubiera cantado en este regreso a Iñaquito tras varios años de ausencia.
Al final de la corrida los tres espadas se marcharon a hombros, cobijados por una multitud que irrumpió en el ruedo para seguir haciendo suya la Fiesta, este divertimento popular tan arraigado en la cultura de Quito y en la conciencia de los ecuatorianos.
Quito, Ecuador.- Noveno y último festejo de feria. Tres cuartos de entrada en tarde de clima cambiante, pues en los tres primeros toros hizo mucho calor y después lloviznó. Seis toros de Vistahermosa, bien presentados, de escaso juego en su conjunto. 1 toro de Juan Bernardo Caicedo (7o., como regalo), manejable. Pesos: 507, 456, 490, 489, 455, 510 y 504 kilos. David Fandila "El Fandi" (negro y oro): Ovación tras petición y dos orejas. Iván Fandiño (azul Prusia y oro): Oreja, silencio y oreja en el de regalo. Alejandro Talavante (ros y oro): Palmas y oreja. El banderillero Evelius sufrió fractura nasal al salir de un par de banderillas y estrellarse contra las tablas. Se despidió el picador Nahúm Salazar al finalizar la lidia del 5o., tras 21 años como profesional.