A pesar del lamentable juego de los toros de José Marrón, Alejandro Talavante se las ingenió para volver a cautivar al público de la Plaza México.
El todavía muy joven torero badajocense va en camino de convertirse en un consentido de esa plaza por su facilidad para amalgamarse con el toro mexicano, desarrollando su inventiva sobre la marcha en faenas rebosantes de improvisación y barroquismo. El acoplamiento es la clave creativa del toreo y Talavante sintoniza naturalmente con la melódica embestida del animal que se cría por estos rumbos. Sobre la base de una técnica bien aprendida, se distingue de sus compañeros porque rompe cartabones y estereotipos en faenas colmadas de genialidades y detalles pintureros. Enemigo del toreo utilitario, su interpretación fluye según se lo va dictando su interior, ajeno a la monotonía y los planes preconcebidos.
La próxima semana cumplirá apenas 24 años de edad. ¿Qué será cuando alcance la madurez y su actual parafernalia se inserte en definitiva en su deslumbrante propuesta?
¿Hacia dónde?
La semana pasada, en una nota de Vania Ravelo titulada "Marrón apuesta por la nobleza", que publicó el periódico El Universal, el ganadero José Marrón se refería precisamente a la nobleza como el sello ganadero que esperaba imprimir a su encierro el domingo pasado en la Plaza México. Atención: habló de nobleza antes que de bravura. Pero aquélla únicamente debe ser complementaria de ésta. Y así fue como el resultado de esta vacada no fue muy diferente al de la inauguración de la Temporada Grande 2006-2007: toros de buena presencia pero tan descastados como los del domingo pasado, que no honraron el hierro de la decimonónica ganadería de San Diego de los Padres que portaban en la pierna. ¿Por qué el ganadero no los anunció como procedentes de esa legendaria denominación, que es también de su propiedad? Considero que hubiera sido lo correcto. (Hace 47 años que no se lidiaban toros con esa marca en La México, nos recuerda Xavier González Fisher. La última vez fue el 20 de diciembre de 1964. Actuaron Anselmo Liceaga, Fernando de los Reyes "El Callao" y el madrileño Martín Sánchez "Pinto", quien confirmó su alternativa).
Al anunciar el regalo de un sobrero de la misma procedencia, Zotoluco apostó por el milagro de que no se pareciera a sus hermanos de camada. Y el milagro sucedió a medias, pues aunque el toro de obsequio tuvo la docilidad que anhelaba de antemano su criador, también careció de la pujanza que emociona, de la bravura que pone a prueba. La embestida cansina de la res permitió un toreo despacioso y asentado de quien no en balde lleva 25 años ostentando el título de matador de toros y por lo menos 15 de ser la figura principal de nuestra baraja. Triunfó, al igual que un Mario Aguilar decidido a no dejar escapar el tren que lleva hacia la consolidación.
Omisión
El juez de plaza debe estar enterado de la actualidad taurina y poseer sensibilidad para rendir tributo a los personajes fallecidos que llegaron a destacar en la Fiesta. Lamentablemente, a Jorge Ramos se le pasó pedir un minuto de silencio al inicio de la corrida del domingo último en la Plaza México a la memoria del empresario Nicolás González Rivas, cuyos días terminaron la semana pasada tras luchar contra una enfermedad de la que nos solía hablar con entereza.
Nicolás era hijo de Nicolás González Jáuregui, constructor de la plaza "Santa María" de Querétaro, y padre del ahora empresario Nicolás González Aréstegui. Durante su gestión se dieron aquellas tardes inolvidables en ese coso en los años setenta, protagonizadas principalmente por Manolo Martínez y Paco Camino, realizador de una faena de culto al toro "Navideño" de la ganadería de Garfias.
Delicado
El escultor Humberto Peraza ha estado delicado de salud, según nos hace saber su nieto Juan Manuel Meza Peraza.
El maestro está retomando el trabajo poco a poco en su estudio del Pedregal de San Francisco, en esta capital. Le enviamos un abrazo con nuestro afecto y admiración de siempre.