Uriel Moreno "El Zapata" fue el máximo triunfador de la cuarta y última corrida de la Feria de Tlaxcala 2010, pues desorejó al segundo ejemplar de su lote y salió en hombros, acompañado por Domingo López, que se despidió de los ruedos.

Así pues, hoy fue un día importante para El Zapata, ya que por la mañana en Apizaco recibió una estatuilla en reconocimiento a la creación del Par Monumental, y por la tarde en el cierre del serial tlaxcalteca conquistó dos apéndices, al realizar una faena que fue en ascenso, tanto con el capote como con la muleta, sin pasar por alto su buen desempeño al parear.
 
Siempre con disposición fue haciéndose del toro que se refugió en tablas, donde le sacó los mejores muletazos hacia la parte final; como preparó inteligentemente la suerte suprema y se mojó los dedos en la estocada, el respetable exigió la concesión de los premios.
 
Un tanto indefinido era su primero, pues lo mismo huía y barbeaba las tablas, que se revolvía pronto y le apretaba al torero; pudimos ver algo de su repertorio con capa y banderillas, luego la faena no pudo conjuntarse y habiendo estado mal con la tizona escuchó dos avisos.
 
De rodillas recibió José Luis Angelino al quinto, se incorporó para lancear patijunto y posteriormente lograr un quite variado; lució con los arponcillos cuajando tres pares estupendos y las palmas sonaron con fuerza. No pudo mantener el nivel de entusiasmo por lo soso del toro, agregando la estocada caída le sonaron un aviso en el momento que dobló el astado.
 
Como repartieron pañoletas al entrar, varios despistados solicitaron la oreja que fue concedida y además pedían la segunda, mientras el torero presionaba también sin retirarse al callejón.
 
Ligero de romana pero bien armado fue el segundo del festejo. Angelino cayó en la cara salvándose de que el toro hiciera por él y luego lo adornó bien; tuvo que emplearse para someter al de Coyotepec que más tarde se acobardó, sin embargo no se perdió el interés por la faena solo que al no estar fino con los aceros recibió un aviso.
 
Desde que Hilda se abrió de capa recibió la simpatía de la gente, fijó bien a su primero para torearlo pulcramente con la capa; brindó a El Pana su faena sobre la diestra que le llegó al público, sin embargo por pinchar se llevó dos avisos.
 
El más grande del encierro correspondió a la michoacana, con éste ejecutó los mejores lances de la tarde, y con chicuelinas al paso puso al toro frente al piquero; hilvanó muletazos tersos calentando el ambiente, poca fortuna tuvo con el acero y como pinchó vino un aviso seguido de palmas.