La industria artesanal es una muestra clara de que la fiesta brava genera empleo para una gran cantidad de personas que trabajan y viven por y para el toro, un ejemplo es don Roberto Pedroza Padilla, quien a sus 82 años sigue confeccionando capotes miniatura para los aficionados y tirantes para los toreros, siendo sus clientes principales sus paisanos de Aguascalientes.
Su historia es amplia, como sus calendarios ya vividos, pero su pasión por el toro es infinita. Nacido en 1943 en Aguascalientes, justo el año que en España vio la luz la famosa publicación de "Los Toros", la más completa enciclopedia de tauromaquia de José María Cossío, "don Roberto", como se le conoce, nacería en una familia de buenos aficionados a la fiesta.
"Desde los cinco años, mi papá y mi familia me llevaron a los toros. Creo que ahí me nació la afición".
De oficio banquero, ya que ocupó la gerencia en algunas instituciones, siempre tuvo la manera de "estar" en el ambiente taurino, aunque fuera "escuchando" a los profesionales y conocedores en las tertulias o en los cafés.
"Me apasiona mucho la fiesta, pero la fiesta, no un torero. Alguna vez una persona me dijo. "Apasiónate de la fiesta, no de un torero". Me gusta ver la fiesta con verdad, sin engaños".
Grandes anécdotas
Con gran lucidez, recuerda haber visto a los toreros de la época como Luis Miguel "Dominguín", Antonio Ordóñez, José María Martorell, Miguel Báez "Litri" padre, Silverio Pérez, Luis Procuna, y por su puesto a Alfonso Ramírez "Calesero".
"Andando ahí, metido entre todos, de jovencillo, le di grasa a las zapatillas del Calesero. Cuando el maestro salió a la plaza preguntó quién le había boleado las zapatillas. Alguien le dijo que fui yo y dirigiéndose a mí me dijo: "vengase, vámonos a la plaza". Al llegar solo agregó: "Ahora sí, Dios lo bendiga, ya está adentro, acomódese donde pueda".
Como aficionado llegó a ser "torero por un día", como banderillero, en un festival en apoyo a una candidata a reina de la Feria, organizada por los banqueros. La hizo de banderillero y con eso se dio por bien servido. Corría el año de 1958.
"Décadas más tarde fui presidente de un Círculo taurino en Aguascalientes. Dimos vacadas con muchachos que querían ser novilleros, entre ellos Marcos Mireles, Ricardo García "Caminito" que luego se hizo subalterno, no recuerdo si José María Luévano toreó alguna vacada, pero fuera de ellos ninguno se hizo torero".
Cuenta que también llegó a ser ayuda de mozo de espadas de sus paisanos Fermín Espinosa Menéndez "Armillita Chico", Héctor de Granada y un tiempo muy corto con Joselito Adame, cuando regresó como matador de toros de España.
En marzo de 1988, siendo presidente del Círculo taurino, también apoyó la cultura, organizando conferencias con personajes como Conchita Cintrón, Roque Sosa Ferreiro, Francisco Baruqui Michel y Heriberto Lanfranchi.
Los capotitos y los tirantes
Como en su familia tenían una fábrica de guantes industriales, aprendió a coser costura recta y tenía cierto conocimiento de la piel.
"Un día se me ocurrió hacer unos tirantes. Los empecé a hacer y les gustó a los toreros. Trato de hacerlos lo mejor posible, bien hechos, que la calidad de ellos hable de mi trabajo".
Además de esto, también reparaba capotes, muletas, y hacía bolsas para los avíos, ya que sabía un poquito de eso. Un día se le ocurrió hacer un capotito de brega y un amigo le hizo el molde a escala de uno profesional.
"La verdad que lo hago con mucho cariño. No me mantengo de eso la verdad".
Dice que para hacer un capotito le lleva prácticamente un día de trabajo, desde que comienza a cortarle uy une cada parte de que está hecho.
"Comencé a hacerlos hace poco más de 10 años. Jamás me imaginaba ir a España y en 2007 hice mi primer viaje a Sevilla. Me llevé un montón de capotitos y tirantes y ahí los vendí en la plaza, en las afueras y en las tiendas. Al maestro sastre Santos le vendí unos tirantes. Me divierto haciéndolos, pero de vez en cuando los hago para algún regalo especial".
Los capotitos, que están hechos con material similar a los originales, tienen un costo de 450 pesos y los tirantes los vende en 350 pesos. "… y se les hacen caros", agrega.
Su encuentro con José Tomás
Un día, al ir a visitar a un talabartero que le facilitaba una máquina para coser, llegó José Tomás, ya que ahí le hacían el fundón de las espadas y su espuerta.
"Le mostré uno de mis capotitos y le pedí de favor que me lo autografiara. Muy amable accedió y me escribió: "Para el maestro de las miniaturas. Un recuerdo de su amigo José Tomás", es uno de mis más grandes recuerdos que conservo".
Las artesanías de don Roberto se pueden solicitar a través del correo electrónico artesaniaspedroza@yahoo.com.mx, o bien llamando al número 4491172956.