El segundo ejemplar de Pablo fue distraído en un principio. Le clavó en buen sitio un primer rejón de castigo pero el segundo quedó contrario y trasero. Cuando inició su labor de banderillas, y aunque quedaron dispersas, surgió el fondo de "Las Golondrinas" acompañando su labor haciendo que el público estuviera con él durante toda la faena.
Después clavó dos cortas mejor colocadas y el par de largas a dos manos que le festejaron, el rejón de muerte quedó trasero y contrario pero impactó en el graderío. Cuando el animal se entregó se le concedieron las dos orejas y hubo leves palmas al toro.
Su primero mostró más celo ante las cabalgaduras y el navarro lo llevó templado, rodando bien en los primeros compases de su quehacer. En este caso, clavó un rejón trasero y el segundo contrario y delantero, eso si con dominio sobre su jaca al banderillear además de exhibir su reconocida maestría.
Acto seguido, hubo detalles como provocar la arrancada con el caballo de manera vistosa. Después, con las banderillas cortas, bajó el nivel de puntería; pinchó con el rejón de muerte y al segundo lo clavó en las costillas por lo que el público guardó silencio. Para el toro hubo palmas merecidas en el arrastre.
El quinto de nombre "Tahonero", como el que inmortalizara El Pana en esta plaza en 2006, de la ganadería de García Méndez, se terminó quedado parado. A pesar de ello, Isaac estuvo cumplidor con el percal. El subalterno Juan Pablo Hernández recibió una ovación por un buen par de banderillas e instantes más adelante, con cambiado de rodillas en los medios y molinete, arrancó la faena del moreliano, que puesto de pie logró buenas series con la mano derecha.
Fue en la segunda parte del trasteo cuando el astado se le quedaba y el torero aguantó enormidades por el lado natural llevando el engaño a media altura. Con la misma entrega le respondió la gente que hizo ondear los pañuelos cuando el astado dobló por efecto de una estocada tendida y un certero descabello, que dio pie para que se premiara a Fonseca con una oreja.
Al primer toro de su lote, Isaac le dio las buenas tardes con verónicas bien ejecutadas y, posteriormente, lo llevó bien al caballo, de donde el de Rancho Seco salió doliéndose al castigo. Resaltó la buena brega de Edmundo Navarro y un par de Gerardo Angelino, quienes fueron ovacionados.
Brindó Isaac a José Alberto lo que fue acompañado por una ovación del respetable. Su faena de muleta la inició en tablas con buen toreo por el lado derecho surgiendo un remate con sabrosos trincherazo. El torero lo llevó bien con la zurda, aunque el de Rancho Seco, que tomaba bien el engaño, vino a menos. Preparó el torero con tranquilidad la suerte suprema pero pinchó y le sonaron un aviso. Acertó al primer golpe de descabello y así concluyó la lidia.
José Alberto reapareció en esta plaza nueve meses después de su gravísimo percance en la cara, lo que sin duda representa un importante logro en su vida y su carrera taurina.
Al primer toro de su lote lo recibió con buen toreo a la verónica para que luego Paco Salinas le diera un buen puyazo. Ortega, decidido, con el capote a la espalda, lanzó la montera para citar y ejecutar un quite por saltilleras que le valió las palmas de la gente. Su brindis fue al público y a su familia.
Comenzó la faena con muletazos por alto e intentos de toreo por ambos pitones, en los que estuvo voluntarioso ante un toro muy apagado. Entró a matar pinchando varias veces antes de colocar media estocada. Hubo pitos al astado e el arrastre y palmas al torero cuando la autoridad ya le había sonado un aviso.
A su segundo toro, Ortega lo llevó bien de tablas a los medios. La faena inició con suaves muletazos del torero que se plantó por el lado izquierdo, en clara muestra de querer agradar, aunque a veces se vio comprometido por su lógica falta de rodaje. Volvió a fallar con la toledana y escuchó dos avisos, retirándose en silencio.