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Fonseca viene a por todas

Sábado, 21 Oct 2023    AGS., Ags.    Juan Antonio de Labra | Enviado          
El moreliano cayó de pie ante la afición de Aguascalientes
Isaac Fonseca toreaba la primera corrida de su contrato con Espectáculos Monterrey, y era consciente de que tenía que salir a arrear desde el minuto uno, máxime que llegaba de España luego de torear en Madrid, donde el reciente 12 de octubre tuvo en la mano un triunfo que no consiguió capitalizar como mucha gente deseaba.

Y no pudo haberlo hecho en un cartel más rematado, al lado de Sebastián Castella y Joselito Adame, sendos triunfadores de la Feria de San Marcos, con el interés añadido de que el diestro francés venía de abrir la Puerta Grande de Las Ventas. Quizá por ello extraño un poco que la plaza no hubiera tenido una mejor entrada, mientras la queja generalizada entre los aficionados locales era el elevado precio de los boletos.

Así que, en el papel, todo pintaba a pedir de boca, y no pudo tener mejor suerte el moreliano llevarse el lote de la corrida: dos toros de De la Mora cuyos nombres eran premonitorios: "Calesero" y "Armillita". Vamos, la mismísima suerte del principiante, como así dicen.

La corrida no discurría por el sendero más agradable, pues Castella había estado esforzado delante de un toro hondo, fuerte y exigente, que lo hizo pensar y con el que no terminó de estar a gusto.

El segundo fue protestado por su falta de trapío, y a Joselito no lo dejaron siquiera tratar de cambiar la situación, sin importar que el toro embestía con calidad y transmisión, y al que le hizo una faena estructurada, concisa y torera, de la que destacaron los doblones del inicio y varios redondos, naturales y pases de pecho que muy pocos valoraron. Un amplio sector del público seguía de uñas con José y al final las opiniones se dividieron.

Así que cuando "Calesero", número 107, con 515 kilos, saltó a la arena, Fonseca tenía a la gente a favor para reventar aquello, y como se plantó en los medios a saludarlo con una larga cambiada, a partir de ahí se metió al público en el bolsillo. Por fortuna el toro no lo arrolló por completo, y luego se fue a las tablas y ahí le dio otras dos largas, prueba inequívoca que venía decidido a triunfar.

Las chicuelinas del saludo, en los medios y el quite por tafalleras, fueron el preámbulo de una faena de las suyas, repleta de pirotecnia y variedad, y así discurrió con el toro embistiendo con calidad una y otra vez, en medio de la algarabía de la gente.

Aunque a la faena le hicieron faltas dos o tres tandas más reposadas, procurando fundirse con "Calesero", se entiende que el estilo de Fonseca es anteponer el espectáculo y el dinamismo a la profundidad. Ya habrá tiempo de que vaya serenando todo ese ímpetu para comenzar a cuajar a los toros como Dios manda, y así su tauromaquia gozaría de un magnífico equilibrio entre espectáculos y profundidad. A la hora de matar señaló un primer pinchazo y luego una estocada, circunstancia que sólo le alcanzó para cortar una de las dos orejas que, seguramente, de haber matado al primer viaje, hubiese obtenido.

El ambiente que dejó Fonseca la cambió la cara a la corrida, y Castella trató de animarse con un toro que tuvo un primer buen momento y luego vino a menos, lo mismo que una faena a la que le faltó un registro técnico más preciso y paciente para haber llevado a buen puerto las nobles embestidas iniciales de un ejemplar que salió como reserva de uno que se había partido el pitón en un burladero tras rematar con fuerza en uno de los leones que estaba pintado. ¿Habrá intuido que aquello representaba una amenaza? Seguramente.

Joselito trató de resarcir la hostilidad que se había generado en su contra durante la lidia del quinto, un toro berrendo en cárdeno, alunarado y botinero, tan clásico en esta casa ganadera, que tuvo una embestida dulce, muy propia del nombre que llevaba "Tumbagón", una deliciosa golosina sanmiguelense, tierra del ganadero Luis Alberto Villarreal.

Y lo toreó con donaire, dándole su tiempo, entendiendo esas pausas que debía hacer entre las series, y gustándose desde los lances a pies juntos del recibo capotero. La gente entró en la faena conforma ésta fue avanzando y José sabía que era importante revertir el encono de la gente hacia su persona, por lo que procuró hacer las cosas bien en un trasteo que tuvo varios pasajes de buen toreo.

En el momento que estaba a punto de entrar a matar, un inoportuno grito de un chuflón, echó por tierra sus buenas intenciones de colocar una estocada y los pinchazos se sucedieron y ya no hubo más qué hacer, porque a la salida de la plaza la gente le increpó con dureza, con una corta memoria impresionante, ya que apenas el pasado 1 de mayo, en este mismo escenario, José sufrió un grave percance y le vio la cara a la muerte.

En el sexto de la tarde, Fonseca volvió a desplegar su concepto taurino, ante otro toro que embestía con transmisión, aunque a veces metía en la muleta el pitón contrario al que se le citaba. La faena tuvo menos impacto que la primera, pero fue igualmente coreada por la gente, que estaba feliz de ver la ambición del moreliano, que había tenido el bonito gesto de brindar la muerte del toro a Arturo Macías, que recibió una sentida ovación del público.

Cuando tenía ganada la oreja que hacía falta para salir a hombros, un pinchazo se la quitó de las manos. Pero lo que hoy nadie le pudo arrebatar fue el cariño de la gente, y la sensación de que en las corridas que vienen por delante, Isaac se mantendrá firme, traspasando la línea de fuego, para ir a por todas y buscar consolidarse.

Ficha
Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Corrida de Aniversario de la ciudad. Dos tercios de entrada, en tarde nublada, con algunas ráfagas de viento. Toros de De la Mora (el 4o., sobrero sustituto de uno que se despitorró), bien presentados, con excepción del 2o., que tenía poca cara y fue protestado, buenos en general, salvo el 1o. que fue exigente, y de los que sobresalió el lote de Fonseca, especialmente el 3o. por su clase. Pesos: 541, 506, 515, 505, 546, 542 kilos. Sebastián Castella (tabaco y oro): Palmas y silencio. Joselito Adame (azul noche): División y silencio tras aviso. Isaac Fonseca (grosella y oro): Oreja y ovación. Incidencias: El finalizar el pasillo se tocó el Himno Nacional y, acto seguido, el Himno de Aguascalientes. Destacó en varas Juan Carlos Paz, qué picó al 6o. con arrojo. El ruedo, las tablas y los burladeros fueron pintados con un original diseño de la artista plástica Dulce Rivas.


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