Con motivo de la inauguración del Salón de la Fama de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, nuestro compañero Gustavo Robledo "Gallito" redactó un texto en recuerdo del banderillero Antonio Martínez "La Crónica", con un interesante pasaje anecdótico, que incluye a importantes toreros de la época.
El artículo en cuestión es el siguiente:
Por un homenaje que le realizamos en vida al maestro don Antonio Martínez "La Crónica", acá en San Luis, escribí su biografía de su voz misma. Por lo que, podríamos decir, son las memorias de La Crónica". Y parte de esa vida, es la de la Unión misma. Aquí esta una gloriosa pagina de la tauromaquia. No solamente de México, del mundo entero: el respeto que España y otros países tuvieron que darle a los picadores y banderilleros mexicanos.
Problemas sindicales, ellos siempre viendo por su Unión
Es 1965 y por deudas anteriores de la empresa de la Plaza México, comandada por Ángel Vázquez, con la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros desde la temporada de 1963-1964 y ante la negativa de pagar y menos firmar un contrato colectivo, decidieron no actuar los miembros en esa Temporada.
Sin contar con ellos, Ángel Vázquez y Manolo Chopera, apoderado de Paco Camino y otros europeos, agruparon cuadrillas libres entre picadores de ganaderías y matadores de toros que harían las labores en las corridas sin dar problema a la Empresa. Esto provocó la molestia de todo el gremio y el día de la cuarta corrida de la Temporada, el domingo 3 de enero de 1965, se anunció la presentación de la ganadería de Javier Garfias que torearían Victoriano Valencia que confirmaba, Joselito Huerta y Jaime Rangel.
Todos en la Unión se pusieron de acuerdo para no permitir la farsa de festejo y la burla hacia ellos. En algún momento del festejo picadores y banderilleros en pleno irrumpirían en la corrida.
Para empezar no se les acepto el carnet de entrada y tuvieron que pagar su boleto. Aprovechando el minuto de aplausos por la muerte del matador Antonio Campos "El Imposible" días antes, fueron bajando los tendidos del coso máximo, hasta que, al sonar el clarín para la salida del picador español Gabriel Márquez, quien venía con Valencia, cuál sería la sorpresa que solamente se estaban en el ruedo Ezequiel Galván "El Sastre", Antonio Martínez "La Crónica", Felipe Bedoya "El Hielero", Israel Vázquez y Agustín Salgado "Muelón". Ya en el ruedo no les quedaba otra, o hacer el ridículo o dar la cara. Y así lo hicieron.
Entre trompadas y jaloneos Bedoya bajó al piquero del caballo. La Crónica le quitó las varas. Vázquez y Galván se unieron a la defensa, al mismo tiempo que El Muelón salía de los toriles con una pala en la mano. Defensa no solamente de sus compañeros en el ruedo, quienes eran ya jaloneados y correteados por los granaderos que hicieron acto de presencia, valientemente, en el ruedo con un toro en los medios del coso mayor, sino de toda la Unión burlada.
La televisión en vivo –símbolo también de otra época– cortó la transmisión. Por lo que sólo los que ahí estuvieron, pudieron ver como Felipe Bedoya "El Hielero" fue embestido y tirado por los granaderos en el centro del ruedo, "haciéndole el quite" inmediatamente Antonio Martínez "La Crónica", quien no soltaba las varas. La épica hazaña había provocado chiflidos y aplausos, molestias y reconocimiento. Vamos, que se formó un alboroto.
Ya detenidos fueron llevados a la Sexta Delegación y liberados por la misma noche. El juez de turno, ignorando la magnitud de los sucesos se imaginó que "eran unos borrachos que se habían liado a golpes en la plaza", por lo que se le hizo fácil que pagaran una multa y a sus casas.
Los valientes toreros, ya libres, aprovecharon. Unos durmieron en la "capirucha" y otros huyeron de la ciudad, pues sabían que se iba a poner grave la situación, y así fue.
Al día siguiente, a los que se quedaron, ya los estaban esperando en las oficinas de la Unión de la calle De Gante agentes de la policía para llevarlos a la Regencia capitalina donde el "Regente de Hierro", Ernesto P. Uruchurtu, desataría su furia indignadísima por el escándalo en el que, "por su culpa", México había caído.
Ahí y frente a las cámaras de televisión y prensa nacional los miembros de la Unión, encabezados por el maestro don Pancho Balderas, manifestaron la situación y problemática laboral que tenían con la Empresa.
Balderas le informó a Uruchurtu que de hecho el Jefe de Espectáculos sabía lo que estaba ocurriendo. No le importo. Tan no le importo que el funcionario menor autorizo los festejos "por órdenes superiores" les había dicho.
–¡Háblenle a fulano!- gritó el Regente.
–A sus órdenes señor Regente.
–¿Órdenes superiores de quien autorizó los festejo sabiendo lo que ocurría entre la empresa y la UMPyB?-
El silencio fue igual de vergonzoso que lo que se les pretendía hacer a los picadores y banderilleros.
Por órdenes del Regente capitalino se les dio 24 horas al picador Gabriel Márquez y al poderoso empresario y apoderado Manolo Chopera que abandonaran el país (Chopera logró quedarse en México) y a la empresa o que se arreglara con la Unión o se suspendía la temporada. Y la temporada siguió.
Como sigue sonando y resonando el glorioso nombre de los toreros mexicanos de plata que por su heroicidad valen oro y que hoy envuelven de gloria las paredes de la también gloriosa Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros. Con admiración y respeto a los subalternos mexicanos, su amigo Gustavo Robledo "Gallito".