Rodrigo Santos cabalgará de nuevo para continuar con su brillante carrera, luego de haber permanecido 2 mil 245 días en el retiro, disfrutando de la tranquilidad lejos de las plazas de toros, así como el riesgo que implica torear, sobre todo cuando ya creía estar de vuelta de casi todo en su intensa vida de torero.
Pero el llamado del toro a veces se escucha muy quedo, a lo lejos, y aunque los toreros retirados no quieran escucharlo, o piensen que haciendo otras cosas lo van a distraer, siempre es insistente y no por nada comunica un hecho que muchos de ellos no se resignan a aceptar: "vivir sin torear no es vivir", como dijo alguna vez José Tomás.
Y mientras el tiempo pasaba, Rodrigo nadaba en el Caribe, viajaba en aviones privados, se dejaba ver en el tendido de algunas plazas, gozaba los días y “posteaba” en sus redes sociales imágenes curiosas, y hasta un tanto extravagantes. Como esa en que tiene un perico colgado del hombro al que está dando de beber quién sabe qué brebaje con un popote, a la par que él está fumando un puro de respetable vitola. Sin embargo...
"Me revolvieron el alma. Así fue. No encuentro otra explicación. Tanto Jorge Esma como Alejandro Ordorica, dos buenos amigos, personas de gran talento, que han sido los culpables de haberme motivado a tomar esta decisión de la que me siento feliz, realizado. Porque volver a torear me va a inyectar la energía que necesito para seguir adelante, dando rienda suelta, literalmente, a lo que más me apasiona: montar un caballo, estar delante del público y del toro; en suma, de sentirme torero", comenta con sinceridad el centauro potosino.
Y es que, tanto el cineasta y hombre de letras Esma, como el poeta Ordorica, desde hace más de un año se encuentran inmersos en la redacción de un libro sobre la vida de Rodrigo, proyecto en el que también colabora Víctor Cauduro, han sido los responsables de remover muchos recuerdos que al caballista lo han sacudido por dentro, además de que las ofertas para torear nunca dejaron de producirse todo este tiempo desde que toreó la última corrida en la triste y recientemente demolida plaza "Eduardo Funtanet" de Mazatlán, la noche del 18 de junio de 2017.
"El libro será objetivo, y no porque yo esté participando en él será una obra dedicada a la alabanza. Quiero que se refleje todo lo bueno y lo mano que he tenido a lo largo de mi vida, y que las opiniones de amigos, profesionales o aficionados, sea sincera. Esa fue una exigencia que me propuse y creo que será interesante de leer y que la gente me conozca un poco más".
Por ahora, Rodrigo ya tiene tres fechas firmadas: el viernes 11 de agosto en San Luis Potosí; el viernes 15 de septiembre en Juriquilla y, al día siguiente, en una de sus plazas talismán: la Monumental Zacatecas, el mero 16 de septiembre, en un coso donde ha tenido triunfos relevantes y ha sufrido heridas y cornadas... y hasta un riesgoso enfrentamiento con los forcados. Y quizá lo más interesante es que en este tiempo se ha visto obligado a conformar una cuadra digna, que le permita seguir expresando su explosiva tauromaquia.
"Volver a torear para un matador de a pie siempre es más fácil, pues es cuestión de ponerse en forma física, si acaso se ha descuidado, entrenar de salón, entrar al carretón con la espada, y torear becerras y matar toros a puerta cerrada. Pero para un rejoneador no es fácil si, como es mi caso, no dispone de toda la cuadra que tenía cuando se retiro. Así que en estos meses me he dedicado a afinar algunos caballos que ya tenía, y quedarme con otros que utilizaba José Ignacio Corral, y que tienen muy buenas aptitudes para destacar en los ruedos. Esas serán mis armas".
Además de los caballos, otra de sus armas será su raza combativa y ese espíritu indomable para torear y conectar con los públicos, sabedor de que la vida le está dando esta nueva oportunidad en un momento clave para el rejoneo en México, con la despedida de los ruedos de Pablo Hermoso, así como la presencia de otras dos grandes figuras del toreo: Diego Ventura y Andy Cartagena. Y lo mejor sería que Rodrigo coincidiera con ellos en algunas corridas, aunque sabemos que eso no será fácil de concretar en los despachos. Y al margen de ello, él sabe que va a ir a su aire, contracorriente, como así ha sido.
"Hace tiempo mi padre se dio a la tarea de sacar el dato de las tardes que he toreado y me faltan 52 para llegar a las mil corridas. Me gusta ilusionarme con llegar a esa cifra, pero tampoco me obsesiona, pues hoy se torea mucho menos que en épocas recientes y sé que no será fácil porque tengo al tiempo en contra. Si mantengo la afición, y las ganas por torear, que en este instante están a tope tras seis años retirado, voy a ir viendo cómo se dan las cosas. Sé que tendré que ganarme los contratos uno a uno".
Finalmente, la veteranía es un grado y Rodrigo lo sabe. La experiencia de más de 30 años toreando será la clave para afrontar el reto de esta interesante reaparición. Porque los toreros nunca dejan de serlo. Y menos aquellos que han probado las mieles del triunfo y han hecho de su forma de vida la entrega absoluta a una vocación, ésa que sigue latiendo en su cabeza y su corazón.