Cuando la verdad pesa
Gerardo Rivera cortó una oreja ante complicado encierro de Barralva
Dicen que la verdad pesa y suele ser incómoda. Nada mejor que aplique para el encierro de Barralva lidiado en Guadalajara. Y es que cada ejemplar era un portento de trapío y seriedad, eso que se cataloga como la verdad en el toreo, pero que suele ser cruel y no apta para todos los espadas. Ante ese panorama, Gerardo Rivera impuso su verdad y se hizo de la única oreja de la tarde.
El primero en conocer las verdades de los de Barralva fue el aguascalentense Juan Pablo Sánchez, quien embrujó a los tendidos con cadenciosas verónicas. Desafiando a lo imponente de su astado comenzó su faena de muleta de rodillas en el centro del ruedo, en franca declaración de que iba por todo, pero… Pero ese primero de Barralva mostró lo que sería el resto de la corrida, con un comportamiento de escurría genio y peligro.
Juan Pablo le pudo al toro, que a decir verdad era contraestilo de su toreo, pero aún así se impuso en una labor recia y tersa, una paradoja que solo se puede ver en un ruedo. No anduvo acertado con la espada, y sólo saludó en el tercio. Mal camino encontró con su segundo, demasiado complicado y ante el cual no valieron sus recursos, salvo una tanda de naturales cuajada con base a la entrega.
Arturo Saldívar hace rato que no logra una tarde de idilio con la afición tapatía. Su primero un dechado de complicaciones y peligro, le ganaba la intención antes de cada pase, era andarín y se terciaba. Un crucigrama en griego, con el cual no tuvo más que despacharlo pronto. La historia no fue muy distante con su segundo, un animal que no le dejaba ponerse por delante.
Cual espartano defendiendo a muerte su trinchera, el tlaxcalteca Gerardo Rivera, salió a jugarse la piel sin miramientos. Con su primero, después de una media verónica de pintura, y un quite por chicuelinas, se citó con el de Barralva en los medios para instrumentar dos escalofriantes péndulos. El toro volvía cual relámpago en dos patas, y aun así le peleó los muletazos Rivera. Cuando el toro reculó a tablas fue por el, para cuajarlo en una serie soberbia por la derecha. Una oreja de Verdad.
Y más verdad que con el sexto toro no se puede tener. Un animal complicado por todas las aristas y lo prendió de fea manera al ejecutar un quite por navarras. En el último tercio se vivió un encuentro de peligro inminente, pero Rivera no se amilanó y si bien no hubo tandas de arte, las hubo de verdad y entrega, ante lo cual el público tapatío se rindió. De no haber sido por dejar un feo bajonazo, cuando menos otra oreja estaría en su espuerta y una salida a hombros con toda verdad.
Ficha
Guadalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Tercer festejo y segunda corrida de la Feria de Aniversario. Un cuarto de entrada en tarde agradable. Toros de Barralva, muy bien presentados y complicados en términos generales. Pesos: 495, 575, 525, 525, 525 y 515 kilos. Juan Pablo Sánchez (pizarra y azabache): Ovación y silencio tras aviso. Arturo Saldívar (malva y oro): Silencio y pitos. Gerardo Rivera (azul celeste y oro): Oreja y vuelta tras petición. Incidencias: El público obligó a Rivera a dar la vuelta cuando se retiraba rumbo al patio de cuadrillas.
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