Tanto Diego Silveti (foto) como Juan Pablo Sánchez y Sergio Flores, cortaron una oreja por coleta en la corrida de toros que tuvo lugar la tarde de este sábado en la plaza "Provincia Juriquilla", de la ciudad de Querétaro, donde brindaron una tarde interesante.

El torero de Aguascalientes en su primero no logró acoplarse con el capote. Ya con la franela, Juan Pablo estuvo templado por el pitón derecho; buscó ambos lados, aunque por el diestro era más franca la embestida. Mató de estocada trasera y caída para recibir palmas.

En su segundo bregó con el percal sin mayor acoplamiento; brindó a José María Arturo Huerta y con la muleta, el burel se quedaba corto, pese a lo cual logró emocionar al tendido, y a que el toro echaba la cara arriba al salir de la reunión. Mató de entera, ligeramente trasera, que le fue premiada con una oreja.

El salmantino hijo de David Silveti tuvo suerte con el mejor toro de la tarde, al que fijó rápidamente en el capote. Tras un breve puyazo, logró un quite más de brega que de lucimiento. La muleta le dio dividendos, aunque las tandas fueron cortas.

Entendió que el de Garfias pedía tregua en tablas y ahí estructuró un par de series que agradaron al público. Estoconazo tendido que lo obligó a descabellar.

En el quinto, Diego Silveti lució desde el percal con un toro bravucón que le exigió. En varas vino el percance: recibía Ricardo Morales, quien sufrió un tumbo… el caballo le cayó sobre las piernas y El Güero de La Capilla salió ayudado por los monosabios.

Silveti brindó al ganadero José Marrón e inició la faena de muleta con un péndulo que elevó la temperatura en el tendido; el trasteo fue acorde con la fijeza del toro. Cerró con adornos y mató con media estocada. Tras un aviso y un descabello, el juez Manuel Garrido le concedió la oreja.

Sergio Flores se dispuso a torear a su primero, primer sobrero-, que echaba las manos por delante, defecto que corrigió tras la vara y ante las ceñidas gaoneras del tlaxcalteca. Brindó a José Arroyo Loyo y arrancó con escarceos por bajo. Logró mandar con la muleta al probón de Garfias, que resultó emotivo. Entró a matar y enterró la toledana, ligeramente atrás; por lo que tardó en doblar. Leve petición de oreja, concedida por la autoridad. 

Con el sexto de la ya fría noche, Sergio lució con el capote; el tercio de varas fue casi simbólico y brindó al homenajeado maestro Olvera Montaño. Recibió por alto y lo llevó a los medios, donde logró unas tandas que calaron en el respetable; allí sufrió un desarme y una caída tras el pase de pecho… sin consecuencias. Luego de unas bernadinas muy personales, se fue tras el morrillo y tuvo que descabellar mientras escuchaba un aviso. Fue despedido con aplausos.