Haciendo gala de poderío, el maestro Eulalio López "Zotoluco" dijo adiós de la plaza de Tlaxcala y a la postre se alzó con un triunfo rotundo de cuatro orejas y un rabo, en tanto que el rejoneador Hernández Gárate cortó dos orejas y el peruano Roca Rey escuchó palmas.

A lo largo de la carrera del maestro de Azcapotzalco le hemos visto muchas tardes, pero ninguna donde hubiese tenido un lote tan complicado como el de hoy, y sobre todo encontrarse a punto de sufrir un grave percance como ocurrió en su segundo, un salinero, pinta rara en esta vacada y con mucho genio que le hizo echar mano de toda su sapiencia para resolver de manera admirable las dificultades que le plateó el de Reyes Huerta.

Desde salida dejó ver el toro sus condiciones de manera que Zotoluco acertadamente lo bregó para empezar desde ahí su labor lidiadora; recibió fuerte castigo en dos varas que le hicieron chorrear sangre por la pezuña para que acto seguido la cuadrilla sufriera  para clavar banderillas. Se dobló con eficacia haciendo luego pasar al toro en series primero por el lado derecho y luego por el izquierdo con clara evidencia de quien mandaba; hubo un desarme después de lo cual el toro se arrancó hacia el diestro, teniendo que tirarse a la arena para no ser arrollado.

Cuando ya tenía dominada la situación agregó otra serie con la derecha y al rematar el toro se lo echó a los lomos, en la arena le siguió embistiendo hasta que lograron hacerle el quite. Volvió a la carga trazando otra buena serie derechista antes de una media lagartijera que produjo una muerte espectacular con el público entregado, le concedieron orejas y rabo.

Con su primero el panorama había sido similar, después de dos largas de rodillas hubo lances sobre piernas ante las embestidas descompuestas, la cuadrilla pasó apuros para banderillear no obstante Eulalio con gran poderío, metió al toro haciéndole tragar por ambos pitones en series poco limpias pero cargadas de emoción que obtuvieron fuerte respuesta, al matar de estocada pasada y tendida vino la petición y le entregaron las primeras orejas.

Roca Rey sorteó un lote deslucido, con su primero fue de menos a más en su toreo inicial de capa así como el un quite por tafalleras, cuando iniciaba la faena de muleta el viento empezó a soplar con fuerza dificultando la labor; estuvo porfiando el peruano hasta extraer muletazos meritorios, tres cuartos de acero caído y certero descabello pusieron fin para que se retirara en silencio.

Poco de capa hizo en su segundo, sin embargo vino un gran puyazo de David Vázquez y después cumplió la cuadrilla con los palos, por alto aguantó Andrés en los muletazos iniciales a los que siguieron ayudados con la diestra sacando partido donde había poco; dos pinchazos arriba seguidos de estoconazo le valieron escuchar palmas.

El primer toro de rejones murió instantáneamente al estrellarse de salida en un burladero, salió enseguida otro con buen son al embestir y Jorge Hernández lo llevó con mucho temple; sin embargo, clavó un rejón de castigo contrario y banderillas en buen sitio.

Los Forcados de Teziutlán intervinieron consumando la pega al segundo intento. Aquí cabe resaltar la labor de heroico compañerismo del forcado y periodista Juan Luis Cruz, hacia su compañero forcado de cara que había fallado en el primer intento, quedó tendido el pegador a merced del toro y en ese momento Juan Luis se lanzó sobre su compañero para protegerlo, llevándose fuertes golpes pero también una gran ovación por parte del público que reconoció su valiente intervención.

Después de todo eso el rejoneador clavó tres banderillas cortas y luego dejó contrario el rejón de muerte sin gran efecto; intervinieron los peones Juan Ramón Saldaña y Edmundo Navarro que de manera indebida ahondaron el rejón para que el toro doblara, aparecieron los pañuelos y con escasa petición se entregó una oreja benévola.

En el que cerró plaza, Hernández Gárate se volvió a desempeñar bien montando sus jacas no así en la colocación de rejones y banderillas largas; intervinieron los Forcados de Hidalgo con mucha afición sin poder pegar al toro en dos intentos, pero se llevaron una fuerte ovación. El caballista potosino clavó el rejón de muerte de colocación defectuosa y le concedieron una oreja sin merecimiento.