Las malas de hoy es que tanto aviso en la tarde, a punto estuvo de componerse un pasodoble. Que el encierro mandó al hoyo el festejo. Que la autoridad olvidó homenajear al novillero tapatío, recientemente fallecido, Miguel Ángel Núñez. Fueron 8 avisos 8. Y eso que, atinadamente, el palco fue tolerante ¿Las buenas? Varias: La entrega a tope de los toreros. El lleno en el numerado de sombra. Jóvenes y más jóvenes en la plaza, que además se dejaron guiar por la buena afición y que la Banda de Música de la Nuevo Progreso, que está renovada en su repertorio interpreta cada día mejor.
Vamos a la lidia. Aquí podemos destacar la faena de Gerardo Rivera al cuarto de la tarde; pero, así como la empresa cambió de proveedor de banderillas, por la falta de filo en los rejones, el apizaqueño tiene que cambiar a su amolador de estoques. Escucho cuatro avisos, que bien pudieron haber sido al menos cinco. Doloroso fue atestiguar cómo tiraba al precipicio una faena por demás valiosa, al segundo de su lote.
Con la presión a tope, debido a las flojas condiciones de su abre plaza, un novillo que se paró en un momento dado, con los pitones en la barriga de Rivera, y pues no había otro camino que "tragar" con lo que brotara de chiqueros. Y salió un astado que le puso las peras a veinte. Pues con todo y eso, le puso la barriga al de Espíritu Santo -el único que desarrolló genio. De salida recibió a "Campero" con par de afarolados de hinojos, para enseguida realizar una atinada labor de lidia con la capa, siempre con la idea de fijar las acometidas inciertas de su enemigo.
Claro, desgraciadamente fue algo que no logró como todos deseábamos (caprichos de los astados). De cualquier forma. Hizo un quite por chicuelinas en el que se rifó el pellejo, tanto por el ajuste, como por la embestida del toro. Por supuesto que el público lo reconoció. Ya en el tercio de muerte -a pesar de las condiciones, repito- se puso de hinojos, pero no acudió el bonito -eso sí- cárdeno claro. Opta por llevarlo muy por bajo y someterlo; pero se agarra al piso y con el viento en contra, a base de exposición y sometimiento consigue muy buenos muletazos que le fueron jaleados.
En este punto, al sentirse dominado comienza a rajarse el de Espíritu Santo. Rivera culmina su importante labor con escalofriantes manoletinas arropado por el tendido. Vendría el viacrucis. La faena, de por sí larga, se complica con un espadazo al encuentro que no bastó. Intentó con la espada corta; pero ya estaban los clarines en ristre para el último aviso, cuando por fin acertó. Si me pregunta usted si Rivera está preparado: sin duda; pero la suerte suprema ha sido su coco... al menos en Guadalajara.
A José María Hermosillo lo he visto muy bien -de nuevo. Recibió a "Ventilador" con un quite combinado de tafallera, gaonera, tijerillas y caleserinas. En el tercio de quites fue por tafalleras. El tercio final aguantó para fijar al incierto y a pesar de la poca entrega de su novillo, le cuajó un par de series. Manoletinas y -oh dolor- entera trasera tendida para oír un par de avisos. Lo mejor de él vino al final de la faena con el quinto de la tarde, al cual le porfió, le porfió y le porfió, hasta cuajar los mejores muletazos de la tarde. Sobre todo al natural. A pesar del pinchazo y tres cuartos traserilla, el público lo llamó al tercio a recibir una ovación con mucha fuerza.
Nuestro paisano jalisciense Román Martínez es un torero de esos de entrega absoluta. Como solían ser los novilleros. Y eso le gusta mucho a los tapatíos. Su -hasta cierto punto- lógica ausencia de técnica, la suple con carisma, entrega, pasión e inteligencia para desenvolverse en el ruedo. Hoy puso en juego el arsenal que poseé. Yo destaco la actuación con el sexto de la tarde. Hombre, no dejo de consignar los detalles con su primer enemigo. Un galleo con el capote a la espalda, mucho aguante, las bernardinas que terminaron en achuchón y las manoletinas de alarido. Escuchó un aviso y silencio. Pero en lo que estábamos.
Al segundo de su lote, le dio la bienvenida con tres larga afaroladas, de hinojos en los medios y otra más en el tercio. Chicuelinas y un vistoso remate con la serpentina. El público exigía que tomara los palos, pero, la verdad, por la cogida que recibió ayer sábado en la plaza de Arroyo, no estaba en condiciones de banderillear ¿La solución? invitó a Diego Bricio y a Raúl Aguilar a compartir los palos. Aquí fue donde la plaza detonó. Es más, quien menos suerte tuvo fue el espada. Por supuesto que escucharon una gran ovación. Sin embargo, la temperatura ya estaba por los cielos.
En ese calor, el de Yahualica hizo todo lo que estaba de su parte, pero, aunque "Saucero" no presentaba complicaciones serias, la verdad es que le faltaba mucha emotividad. Martínez consiguió suplir esa limitante. Manoletinas ceñidísimas para cerrar el trasteo, y otra cogida que por fortuna, no pasó a mayores. Se tiró a matar con el pecho por delante, pero sepultó una contraria hilvanada. Se tiró de nuevo, ahora a cuerpo limpio, pero dejó otro pinchazo El público agradecido, se lo retribuyó con una salida al tercio.
Estaba en juego el trofeo "Manuel Capetillo" para el triunfador de la temporada novilleril de la "Nuevo Progreso", pero decidieron que, el juicio final se llevaría a cabo en el transcurso de la semana ¿Quedará desierto? ¿Se lo otorgarán a José María Hermosillo o será entregado al de la tierra, Román Martínez? ¿Privará el criterio de que no hubo corte de orejas? Vaya usté a saber.